El talento del futuro

Sin duda alguna, el último año ha supuesto una acelerada transformación para todos nosotros en torno a nuevos escenarios relacionales como respuesta a una situación de fuerza mayor.

Este nuevo escenario relacional trae consigo una evolución de los entornos de trabajo, de las formas de comunicarnos, de llegar a nuestros clientes y, por ende, también de desarrollarnos, planteando nuevas competencias para los profesionales.

En consecuencia, las organizaciones se encuentran con un reto adicional para atraer, evaluar, desarrollar y retener el talento.

¿Cuáles serán las competencias más demandadas en el futuro?

En un mundo en continua transformación, parece cada vez más necesaria la capacidad de generar procesos y procedimientos diferentes que den respuesta a las nuevas necesidades que nos encontramos. Procesos híbridos, remotos, deslocalizados, digitales, colaborativos, ágiles… Que impacten de forma positiva tanto en clientes, usuarios, proveedores y empleados.

Si hacemos una búsqueda rápida en la red sobre las competencias o habilidades más demandas, encontraremos muchos artículos, informes o post con respuestas variadas.

Sin embargo, todo apunta en una misma dirección: las organizaciones buscarán profesionales curiosos, comunicativos, resolutivos, con facilidad para la adaptación al cambio, familiarizados con la tecnología y los datos, y orientados al trabajo colaborativo, principalmente.

Y esto no es nuevo. Ya el Informe de Seguimiento de la Educación en el Mundo (Informe GEM) en su publicación “Los jóvenes y las competencias” (2012), apuntaba entre las competencias transferibles al mundo profesional, atender al desarrollo de capacidades en tecnologías de la información, de resolución de problemas, de confianza y motivación, entre otras.

Lo nuevo es trabajar en iniciativas y estrategias diferentes para acelerar el upskilling y reskilling del talento en las organizaciones.

¿Cómo se desarrollará el talento?

Recientemente compartía en un foro una reflexión sobre la importancia de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, tanto a nivel individual como organizativo. Si atendemos al Objetivo 4 “Educación de Calidad”, uno de los aspectos que se contempla en la Agenda 2030 es aumentar sustancialmente el número de jóvenes y adultos que tienen las competencias necesarias, en particular técnicas y profesionales, para acceder al empleo, el trabajo decente y el emprendimiento. (UNESCO)

De este modo, se hace necesario buscar nuevos caminos para facilitar el desarrollo, especialmente ante una situación en la que el desarrollo del talento y el aprendizaje se centraba en mayor medida en formatos presenciales, que ahora se encuentran más limitados debido a las medidas preventivas frente a la crisis sanitaria.

Cada día me encuentro con más empresas en pleno proceso de reformulación de su estrategia de aprendizaje y evaluación del talento. Así, cada vez es más frecuente buscar soluciones de onboarding digital, que faciliten al acceso a la cultura de las organizaciones y la adaptación a los nuevos puestos de trabajo. Procesos híbridos que permitan a los profesionales desarrollar sus competencias técnicas e integrarse ágilmente en sus entornos laborales.

La tendencia a impulsar nuevos formatos como el aula virtual, las Universidades Corporativas Online, los programas con impactos breves y continuados en el tiempo o la gamificación están a la orden del día.

¿Dónde nos podemos centrar actualmente para impulsar el talento?

El futuro ya está aquí. Donde antes una videollamada era algo atípico, ahora es nuestro día a día, y gran parte de los profesionales se comunican a través de esta vía. Este es uno de los ejemplos que nos muestran el cambio en el que estamos inmersos.

El proceso de transformación lleva implícito trabajar en el mindset, en la concienciación de la necesidad de evolucionar y cambiar a través de metodologías variadas para la gestión de nuevos procesos.

Las tendencias actuales centradas en el desarrollo de metodologías ágiles, nuevas sistemáticas comerciales, desarrollo de competencias digitales, análisis de datos, productividad… Son algunos de los ejemplos en los que las empresas pueden trabajar para impulsar el talento del futuro, sin perder de vista las habilidades de comunicación, el liderazgo remoto, la experiencia cliente o estrategias para la creatividad e innovación.

Por último, es importante tener en cuenta el cuidado de los profesionales, trabajando en el bienestar psicológico, especialmente, a través de herramientas resilientes y motivadoras, que les ofrezcan vías para el afrontamiento de situaciones cada vez más complejas.

En definitiva, el talento se encuentra tanto dentro como fuera de las empresas y es nuestra responsabilidad estimularlo, cuidarlo y desarrollarlo para poder transformar las organizaciones, dando respuesta a las nuevas demandas del entorno, adaptando los servicios a las necesidades actuales de los clientes y construyendo puentes hacia la eficiencia y la rentabilidad.

Y esta responsabilidad no es solo de las compañías, sino también de cada uno de nosotros, quienes debemos velar por mantener actualizados nuestros conocimientos y capacidades para adaptarnos ágilmente a nuevos entornos donde lo constante, es el cambio.