No es de extrañar que los expertos reseñen este tiempo que vivimos como una aceleración de las nuevas tecnologías y medios con los que nos comunicamos. Una revolución un tanto agitada en cuanto a la forma de mantenernos unidos y reunidos que sin duda ha marcado un antes y un después en el sector profesional de los eventos.
La ventana digital o virtual nos acompañará con seguridad en la mayoría de los encuentros presenciales del presente y del futuro. Las plataformas digitales y el streaming serán complementos perfectos para la celebración de eventos a nivel nacional e internacional.
Pero lejos de este aspecto, ya analizado por los grandes operadores de viajes corporativos y eventos a un lado y otro de nuestras fronteras, centramos el foco en algo aún más importante: la motivación de los asistentes.
Recordemos que un gran porcentaje de los eventos corporativos y empresariales son el lugar donde profesionales de todas las ramas crean nuevos contactos, entablan conversaciones, generan sinergias y comercializan sus productos. Y es un ejercicio que en este tiempo de confinamiento ha costado sudor y lágrimas para muchos de estos profesionales. ¿El porqué? Muy sencillo: la necesidad de contacto.
Un año de reuniones a través de pantallas, de concertar citas a través de calendarios en la red, de videoconferencias concatenadas y de asistencia a webinars han oxidado y posiblemente desgastado un poco las baterías de los recursos humanos dedicados a la asistencia a congresos y ferias. Por tanto, estamos en un momento clave para que empresas de todos los tamaños comiencen a motivar a sus equipos para una vuelta a la normalidad con encuentros en vivo; clave también para poder volver a poner en valor todo el potencial que tienen y que en este tiempo no han podido ofrecer su rendimiento al 100%.
Motivación para una nueva fase donde tendremos que proponer retos, promover la formación y premiar la proactividad de los equipos para que la vuelta a la (nueva) normalidad nos pille en plena forma y consigamos eventos de éxito.
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