Desde que nacemos todos queremos sentir que somos importantes para las personas que están a nuestro lado. Desgraciadamente cada vez es menos habitual encontrarte con personas que te ayuden a sentirte así, que de verdad sientas que se interesan por ti, que no te quieren cambiar y no te juzgan, que te escuchan sin interrumpirte, que te respetan y te valoran simplemente por lo que eres. En estos tiempos, lo normal son las prisas, interrumpir, juzgar y opinar sin que nos hayan preguntado y sin darnos cuenta terminamos hablando de nosotros mismos.
Ser capaz de tener relaciones de calidad no solamente te va a facilitar ser más feliz, saber tratar con los demás también te ayudará a nivel profesional. Evidentemente no es suficiente con ser bueno en las relaciones para que te vaya bien profesionalmente, además también se requieren otras cualidades como conocimiento y experiencia. Pero en infinitud de casos la oportunidad llega de la unión de la calidad profesional y los contactos adecuados.
Otro aspecto clave y que te diferencia como profesional es tu actitud frente a los retos laborales del día a día, es decir, desarrollar una actitud positiva inteligente hará que mejores tu destreza profesional y la calidad de tus relaciones. Cuando estás con alguien que te inspira confianza, profesional y personalmente, a tu cerebro le encanta porque se relaja y ahorra energía. Además, si empatizas con alguien es más probable que te escoja para colaborar contigo de manera inconsciente y ya más tarde buscará razones lógicas para justificar su decisión. En este sentido, uno de los seis “Principios de Influencia” de los que habla R. Cialdini, dice que si alguien te da o hace algo bueno por ti, nos sentimos en deuda y deseamos encontrar la oportunidad para devolverle el favor.
Y si queremos mejorar nuestras habilidades sociales, para mí la gran clave para conectar con la otra persona es “hacerle ver que la has comprendido”. Antes de dar tu opinión, confirma que has captado bien su mensaje, puedes decirle algo así como: “Si te he entendido bien …” y le transmites lo que tú has entendido. Y ahí pueden pasar dos cosas, que te corrija y te dé más información, o que te diga que es exactamente eso a lo que se refería, y en esos momentos habréis conectado y lo que vayas a decir a continuación tiene mucho más valor que antes.
Otro aspecto complementario al anterior para tener relaciones exitosas es cambiar la “Ley de Oro” por la “Ley de Platino”. Todos alguna vez hemos escuchado eso de que hay que tratar a los demás como a nosotros nos gustaría que nos trataran, y eso no está mal cuando somos niños, ese aprendizaje vendría a ser la “Ley de Oro”. Pero hay un aprendizaje aún más valioso, la “Ley de Platino”, que viene a decir que hay que tratar a los demás como a ellos les gustaría que les trataran.
Un pescador, cuando va a pescar, ¿qué pone en el anzuelo: lo que le gusta al pescador o lo que le gusta al pez? Pues eso mismo es lo que hemos de procurar hacer cuando nos relacionamos con otras personas. Recuerda que al otro le convencen sus argumentos, no los tuyos. Cuando interiorizas la importancia de “hacerle ver que le has comprendido” y de la “Ley de Platino”, te das cuenta de que tanto en el ámbito de los negocios como en la mayoría de las áreas de la vida las cosas son más sencillas de lo que parecen, solo se trata de preguntar y escuchar con atención.
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