No hay ya nadie que en estos días no se haya dado cuenta de que vivimos momentos históricos. Una época que quedará grabada en nuestra memoria como un antes y un después en la forma de entender aspectos fundamentales de la vida, las relaciones sociales, la política, la familia o el trabajo. Estamos aún lejos de poder valorar la verdadera dimensión del cambio, y en este aspecto resulta curioso lo que nos aportan los últimos descubrimientos de la neurociencia: no es el cambio en sí lo que provoca desasosiego en el ser humano, sino la falta de certidumbre sobre cómo será la realidad tras aquél.
Parece ser que, en una de sus múltiples funcionalidades, nuestro cerebro actúa de manera parecida a una máquina de reconocimiento de patrones que intenta predecir el futuro de forma constante. Cuando no existen elementos archivados para realizar una predicción determinada, el cerebro se ve obligado a utilizar mucha más energía y recursos para procesar lo que está experimentando. En ese momento, la incertidumbre provoca una “respuesta de error” que es traducida como una amenaza por nuestro sistema.
Ninguna generación viva ha experimentado una época de incertidumbre (es decir, amenaza) como la actual. Y es por ello que en los últimos meses hemos iniciado, tanto individual como colectivamente, una búsqueda de patrones o referencias que nos permitan reducir esa sensación, que nos ayuden a encontrar una guía o camino que alivie nuestro desasosiego.
El entorno profesional es, quizás, uno de los que más afectados se ha visto en esta dimensión de incertidumbre ya que, además de los cambios inexorables tras el colapso económico, la caída de demanda, la evolución del entorno de trabajo o los cambios radicales en las tendencias de consumo, se suma una prolífica e inédita producción legislativa en materia laboral que cambia, prácticamente cada mes, las condiciones de las relaciones laborales.
Si intentamos ser realmente sinceros, no hay nadie que sepa qué hay que hacer a ciencia cierta en estos momentos. Carecemos, como hemos indicado, de patrones. Pero sí que podemos elegir el cómo afrontar la falta de certidumbre y enfocar nuestra actuación. Es en este contexto en el que, quizás más que nunca, una respuesta sencilla podría convertirse en la más efectiva: ármate de valores. Los valores, el sentido de propósito y un liderazgo verdadero y honesto, se convierten hoy en día en auténticos guías de nuestra actuación.
Valores, sentido de propósito y liderazgo son precisamente las propuestas que nos ofrece un contexto externo como el rugby. El deporte ha servido tradicionalmente de elemento inspiracional para muchas facetas de la vida, pero probablemente el rugby es la disciplina que más respuestas nos puede facilitar ante esta nueva realidad. El rugby como referente, inspiración y guía para afrontar los retos de nuestra convulsa realidad es lo que proponemos en nuestro libro TEAM! Lecciones y valores del rugby para la vida, editado por Diëresis. TEAM! plantea la historia de Julio, un directivo que se encuentra en una encrucijada decisiva de su vida profesional y que es capaz de enfocar de una manera alternativa gracias al rugby y a los aprendizajes que obtiene de su emergente amistad con Javier, exjugador profesional y capitán del equipo de veteranos al que se une Julio.
Julio descubrirá los valores del rugby, un conjunto de principios, virtudes y cualidades que se viven en este deporte tanto dentro como fuera del terreno de juego: la integridad, la pasión, la solidaridad, la disciplina y el respeto. Aspectos que cualquier profesional querría ver aplicados en el día a día de su empresa. Igualmente, el ejemplo de Javier le ayuda a identificar las palancas de un liderazgo efectivo, que adquiere un significado superior en tanto que produce efectos positivos en aquellos que lo reciben. En primer lugar, uno mismo, como autoliderazgo. En segundo lugar, un equipo, conformando un verdadero TEAM!. Finalmente, un liderazgo ejercido sobre una organización o sistema en su conjunto que proporciona un propósito inspirador.
Al igual que les ocurre a los protagonistas en su particular historia, si nos armamos de valores, si somos capaces de identificar nuestro propósito personal y profesional, si podemos poner en práctica las palancas fundamentales de un liderazgo honesto, podremos enfocar el futuro que nos espera de una manera firme, justa y determinada aunque no sepamos exactamente qué debemos hacer.
Jaime Nava (capitán emblemático de la selección española de rugby y gestor deportivo) y Juan Tinoco (director de recursos humanos y profesor en escuelas de negocio).
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