Atreverse a atreverse

Los profesionales de recursos humanos han pasado a ser HR Business Partners y en los últimos años especialistas en People & Culture. Algunos pensarán que sólo se trata de un cambio de nombre que responde a una moda anglosajona. Otros pensamos que no es baladí que la palabra “personas” adquiera protagonismo y sustituya a “recursos” o “business”. Algo está pasando.

Nos encontramos ante una tendencia clara de orientar este departamento hacia las necesidades de las personas, aceptando por fin que las empresas son en función de las personas que en ellas trabajan. Se abre, de esta manera, una puerta a nuevas posibilidades para una función que ha estado en constante búsqueda de su valor corporativo y que ahora, más allá de los datos y los procesos, debe centrarse en aportar valor a las personas.

Decía recientemente Tom Peters, referente mundial en gestión empresarial y liderazgo que en estos momentos de crisis la productividad no es lo importante, lo principal es la salud de las personas y sus familias. Inmersos ya en la segunda ola de la crisis del COVID sabemos que no posible elegir, hay que encontrar el equilibrio adecuado entre productividad y salud.

La OMS define la salud emocional y mental en el trabajo como «un estado de bienestar en el que cada individuo desarrolla su propio potencial; puede hacer frente a las tensiones normales de la vida; puede trabajar de manera productiva y fructífera; y puede hacer una contribución a su comunidad«. La buena noticia como indican los estudios de esta organización es que, por cada dólar invertido en la atención al bienestar y salud mental de las personas en las empresas, hay un retorno de la inversión de 4 dólares, es decir un 300%, lo que demuestra que apostar por el bienestar y la salud mental de los empleados es hacerlo por el bienestar económico de la empresa. Hoy más que nunca, el trabajo es salud y la salud en el trabajo es un pilar del progreso individual y colectivo.

Probablemente no tenemos respuestas a las grandes preguntas de esta crisis, pero lo que es evidente es que nos ha enfrentado a lo más esencial, la vida, rompiendo de golpe las inercias en las que estábamos inmersos, empujándonos a pensar desde otro lugar. Ha llegado el momento de cambiar el modelo existente; se necesita que las organizaciones y los directores de recursos humanos se atrevan a abrir la puerta a la psicología en las empresas.

Venimos de fomentar los buenos hábitos de nutrición, el ejercicio físico o el equilibrio cuerpo- mente con programas de Wellness corporativos y debemos avanzar hacía programas de Wellbeing, que integren la dimensión más básica y necesaria, aquella que más en riesgo está ahora mismo, la salud mental. Por eso, veremos cada vez más ejemplos de empresas que se atreven a poner a disposición de las personas un servicio de psicología, que les ayuden a afrontar los retos vitales y profesionales, reforzando su compromiso con la empresa.

El valor que la función de recursos humanos tenga en la próxima década vendrá condicionada por programas tangibles para apoyar a las personas a navegar y crecer en esta situación sin precedentes. Un gran desafío exige atreverse a atreverse.