En la agenda de los Directores de Personas, los espacios corporativos (“Workplace”) y las metodologías de trabajo son desde hace unos años las claves de éxito para construir una buena experiencia de empleado.
La Transformación, con mayúsculas, de la función de recursos humanos posiciona al colaborador como usuario digital: un empleado que recomienda, opina y elige como cualquier otro consumidor. Esto plantea grandes retos a los departamentos de recursos humanos, pues hasta ahora nuestro servicio se ha enfocado a procesos, y no a construir una experiencia.
El camino que nuestros homónimos de Marketing hicieron hace tiempo pensando en el consumidor, en el usuario externo, está en el “wishlist” de todas las compañías con respecto a sus colaboradores y colaboradoras internos: mejorar la experiencia de empleado.
Cuestiones como trabajar el “inboundrecruitment” asegurando que el proceso de convertir candidatos en empleados-fans, sea un éxito; la personalización de los servicios de recursos humanos, utilizando los datos y la tecnología para ofrecer una experiencia única, forma también parte de nuestra hoja de ruta hoy.
Ahora, la pandemia que estamos viviendo añade otra variable a la ecuación, proteger la salud del empleado es la premisa esencial y más importante en su satisfacción. Y ello en un contexto de máxima incertidumbre, volatilidad y cambio constante, un entorno VUCA* más real que nunca.
¿Qué nos espera el año que viene? ¿qué nos espera en octubre? ¿cómo trabajaremos? ¿cómo venderemos nuestros productos? ¿cómo seleccionar e incorporar con normalidad en remoto? Y la formación ¿cómo será? ¿cómo adaptaremos nuestros espacios? ¿se regulará el teletrabajo? La falta de respuestas para la gran mayoría de estas preguntas hace necesario analizar y reflexionar profundamente sobre el modelo de liderazgo, los perfiles de nuestros profesionales, re-pensar los espacios de trabajo y valorar cómo la conciliación, la flexibilidad y el teletrabajo deben adaptarse al nuevo entorno.
La reflexión sobre todos estos dilemas nos ha llevado en Oney a desarrollar todo un proyecto de mirada al futuro al que llamamos “Organización y ritmos del trabajo del mañana”, que espero que ayude a arrojar un poco de luz sobre este desafío al que se enfrentan empresas, empleados, directivos y profesionales de recursos humanos.
Después de recopilar opiniones externas e internas en entrevistas, workshops, encuestas y llevar a cabo un amplio benchmark sectorial, las primeras conclusiones apuntan las siguientes prioridades de trabajo:
- Se necesitará reconstruir la esencia del bienestar perdido, reforzando la confianza y la seguridad de los colaboradores
- Los líderes requerirán más creatividad, valentía e inteligencia emocional para adaptarse a los cambios
- Es crítico seguir impulsando tecnología y oferta digital de procesos y herramientas
- Los espacios de trabajo futuros deberán permitir múltiples modelos de contribución
Nuestro modelo empresarial miraba al pasado, a la experiencia, a la repetición de patrones de éxito. Ahora, sin embargo, es la gestión ante la incertidumbre, la capacidad de improvisación, la respuesta ágil ante lo imprevisto, lo que nos permitirá navegar en un océano desconocido. Son tiempos de cambio, de gran exigencia profesional, de poner en valor la calidad humana y el buen hacer, tiempos que harán brillar talentos de grandes contribuidores en la sombra y que seguro, harán caer a otros más conocidos.
La situación que estamos viviendo nos ha brindado también un gran aprendizaje: las personas mueven el mundo. La capacidad humana de responder ante la incertidumbre es ilimitada, y hay que preservarla y fomentarla. En Oney posicionamos a la persona en el centro de nuestra estrategia, queremos que nos elijan ofreciendo una experiencia cercana, flexible y honesta. Favorecemos el feedback instantáneo y constante, contamos programas para desarrollar, compensar y comprometer a nuestros colaboradores, mejorando así su experiencia de empleado.
Pero para poder desarrollar esa capacidad de respuesta a lo incierto y de adaptación al cambio, es necesario que aseguremos el espacio donde se desarrolla la experiencia de los empleados, y que, puesto que no podemos prever el corto plazo, protejamos primero el activo más importante, su salud y su seguridad. Por eso, hemos puesto todo los recursos y esfuerzos necesarios para superar la auditoría de Espacio Covid Protegido. Un certificado que acredita nuestra prioridad en proteger, en el espacio de trabajo, lo más preciado que tenemos, la salud de las personas.
No podemos eliminar el virus, no podemos asegurar que no está, pero si podemos demostrar que nuestros espacios y herramientas se han adaptado para protegernos. La disrupción es entender que lo esencial de hoy, es lo común de ayer, la supervivencia.
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