Una de las principales conclusiones de la crisis del COVID-19 es que la tecnología es imprescindible en nuestras vidas. Estamos viviendo apresuradamente una transformación y evolución de los procesos tecnológicos que formará parte de nuestro futuro laboral. Esto no es nuevo. Ya antes de que empezara la pandemia estábamos inmersos en la cuarta revolución industrial, donde el avance de la digitalización era imparable. La pandemia ha acelerado a marchas forzadas los procesos de digitalización de las empresas para evitar así la paralización total de la actividad. Gracias a la tecnología, hemos podido seguir activos, productivos y competitivos en el entorno laboral.
Si atendemos a las cifras, según el Barómetro Badenoch + Clark sobre managers y directivos en España, 9 de cada 10 empresas españolas cuentan con un plan de transformación digital. En la categoría de grandes empresas esta cifra asciende hasta prácticamente el 96% de los casos. En microempresas este porcentaje no desciende del 80%. Estos datos demuestran la clara apuesta digital en la que está inmerso nuestro tejido empresarial.
Estos últimos meses nos han empujado a adaptarnos y a cambiar nuestra forma de trabajar y los primeros que lo han hecho son los directivos. Para poder afrontar este panorama y garantizar la continuidad de su negocio, los líderes han tenido que tomar, quizás, las decisiones más importantes de su carrera. Ahora más que nunca, han de desarrollar de forma constante nuevas habilidades que les permitan adaptarse a momentos inciertos como los que vivimos en el presente. Por ese motivo, no es de extrañar que el grado de compromiso de los directivos con la transformación digital de su empresa se sitúe en un 76%, según el Barómetro antes citado.
La transformación digital es fundamental para todas las empresas que quieran seguir creciendo, por lo que aquellas que no asuman las nuevas competencias tecnológicas, perderán la oportunidad de ser competidores óptimos y líderes en el mercado global, ya que un modelo de transformación digital será uno de los elementos clave sobre los que pivotará nuestra capacidad de ser competitivos. Toda compañía y todo líder que quiera integrarse en el dinámico sistema económico actual y seguir siendo competitivo debe aplicar el pensamiento digital en todos sus procesos.
La transformación digital en todo tipo de organizaciones, tanto públicas como privadas, es un reto para reducir la cada vez más amplia brecha que existe entre los distintos sectores, industrias y países por las diferencias existentes en cuanto a su implementación. Pero no solo es necesaria la transformación digital; también lo es la preparación de las personas con las habilidades y capacidades necesarias para afrontarlo.
En el escenario de la pandemia, la demanda de empleados con habilidades tecnológicas se incrementó. Según el XIV Informe Lee Hecht Harrison sobre Outplacement, el sector IT y telecomunicaciones ha sido el que más puestos de trabajo ha generado, con un 17% de las vacantes de empleo. En la “nueva normalidad”, la demanda de perfiles tecnológicos ha seguido creciendo y se ha intensificado la competencia por este tipo de talento, obligando a las empresas y ejecutivos a desarrollar estrategias y herramientas eficaces para retenerlo. Además, las personas que ya formen parte de la compañía necesitarán de una formación continua para adquirir y consolidar competencias digitales.
Los líderes son los que escriben el presente y el futuro, por ello es tan importante para una empresa encontrar, contratar, retener y desarrollar a las personas adecuadas en sus puestos clave de dirección. Los directivos afirman estar preparados, así se desprende de los datos de la encuesta, dónde el 71,7% afirma poseer las habilidades tecnológicas suficientes para hacer frente al futuro, pero 1 de cada 3 líderes empresariales considera que sería necesaria una mayor formación continua y un 21,2% hace referencia a la necesidad de desarrollar habilidades tecnológicas en general, pues no es un campo en el que se haya formado en origen. Para los directivos consultados, otras capacitaciones a mejorar son conocimientos especializados de softwares y programas (13,5%) o el manejo de Inteligencia Artificial y Big Data (11,5%).
Esta inmersión en la cuarta revolución industrial y el futuro laboral tras la crisis del COVID-19 está basado en la digitalización y en los datos, implica nuevas formas de trabajar y producir y la desaparición de algunos modelos de negocio tradicionales; pero, sobre todo, supone un cambio radical en la vida de las personas.
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