En una máquina compleja, cada pieza forma parte de un engranaje que necesita del correcto funcionamiento de todas sus partes para poder desempeñar correctamente el fin para el que fue creada, si bien el motor suele ser el elemento cuya importancia destaca por encima del resto. Lo mismo ocurre con las empresas: para que el negocio funcione es necesario que todas sus áreas se coordinen y desempeñen bien su trabajo, pero entre todas ellas, sin ninguna duda, el motor son sus empleados.
Y del mismo modo que el motor hay que cuidarlo, vigilar su marcha y llevar a cabo un mantenimiento y puesta a punto constante para que sus funcionalidades permanezcan intactas, e incluso mejorarlas, así las empresas deben actuar con sus equipos.
La actual crisis ha provocado un cambio de paradigma en muchos ámbitos de la vida tal y como la entendíamos, y particularmente en el ámbito empresarial. Los cambios siempre requieren reajustes, y en este momento, si queremos que nuestras empresas sobrevivan y continúen siendo competitivas, es vital que los equipos se adapten a la nueva realidad empresarial impuesta por el COVID-19. Para los departamentos de Recursos Humanos, es un reto que debe pasar por atender estos seis aspectos:
Ajuste de los procesos organizativos. La experiencia vivida en los últimos meses y la incertidumbre de lo que esté por venir ha impulsado nuevas estrategias de digitalización y automatización, para lo que se hace necesario un ejercicio de dimensionamiento de tareas y procesos, la incorporación de herramientas que favorezcan la máxima eficiencia en estos entornos digitales y nuevos estándares adaptados a diferentes modelos de relación laboral.
Revisión de la capacitación de los empleados. Es importante tener claro cuáles son las fortalezas de nuestros empleados, sus habilidades y destrezas, y también los vacíos o gaps a cubrir, para poder plantearnos los procesos de reciclaje profesional (reskilling) y capacitación adicional (upskilling) que son necesarios para contar con una plantilla perfectamente preparada para asumir los nuevos retos.
Nuevos modelos formativos. En ese proceso de cambio o actualización de los perfiles profesionales de nuestros empleados, las circunstancias actuales apuntan a metodologías basadas en uLearning, o ‘ubiquos Learning’, que permiten un aprendizaje online a la carta, para lo que se requiere la revisión de las plataformas y los contenidos vigentes hasta ahora.
Gestión del compromiso. Durante el confinamiento se ha puesto de manifiesto con más fuerza la importancia de cuidar el compromiso de los empleados. Con el teletrabajo por imposición, su implicación con el proyecto empresarial ha sido vital para permitir seguir adelante a los negocios. Por eso, es prioritario impulsar medidas que refuercen su sentido de pertenencia y contribuyan a culminar con éxito las transformaciones que están teniendo lugar.
Humanización y personalización. Los aspectos personales y emocionales de los trabajadores se han convertido en un elemento esencial a tener en cuenta, en unas circunstancias familiares complejas que han requerido mucha paciencia y actitud positiva para el correcto desempeño de sus responsabilidades. Por ello, aspectos como la motivación, la conciliación, la flexibilización, el propósito corporativo y la comunicación interna tienen cada vez más peso en las estrategias empresariales.
Inteligencia de datos. Si el business intelligence ya estaba cada vez más presente en las organizaciones, en los últimos meses ha sido aún más estratégico para la toma de decisiones orientadas a mantener, en la medida de lo posible, la rentabilidad del negocio. Se trata de un área muy específica que en adelante requerirá perfiles profesionales especializados.
Vivimos tiempos de incertidumbre y transformación. No sabemos qué ocurrirá mañana, pero sí podemos (y debemos) incorporar a nuestra realidad lo que hemos aprendido en este periodo, extraño e intenso. Cuanto más preparados nos encuentren las dificultades, tendremos mejores armas para enfrentarnos a ellas.
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