Que el mundo ha cambiado a raíz de la pandemia de la Covid-19 es un hecho. Pero, ¿cambia nuestra visión del departamento de RRHH tras esta crisis?, ¿podemos aportar alguna cosa diferente a nuestros equipos?
Hace unos meses, estábamos todos centrados en preparar el año, los objetivos de retención, el plan de carrera, el plan de formación… y de repente nos enfrentamos al Q4 con prácticamente todos los deberes sin hacer y con ERTEs que afectan a nuestras plantillas.
Lo que sí que tenemos claro es que nunca antes nos habíamos visto en una situación parecida y que nos hemos reinventado en función de los acontecimientos.
Tenemos que ser capaces de aprender de esta experiencia y poner en práctica las cosas positivas generadas, para crear un nuevo futuro. Si antes pensábamos que los éxitos podían ser efímeros, ahora estamos totalmente convencidos de ello y de que nuestra capacidad para adaptarnos al entorno es lo que nos va a hacer más competitivos.
El confinamiento ha tensionado la situación de teletrabajo y nos ha precipitado a regularlo y a normalizarlo. Es sano tener algunos días de teletrabajo, te ayuda a conciliar y también se ha demostrado que mejora la productividad, pero eso sí, en las condiciones correctas, con un espacio ergonómico acorde y con capacidad de concentración, sin las obligaciones domésticas de estos días. Nuestro trabajo, muchas veces se basa en la interrelación con el resto de nuestro departamento o con colegas de la empresa, pero también tenemos tareas que requieren de concentración y aislamiento. Éstas son perfectas para los días de teletrabajo.
Otro aprendizaje importante que nos llevamos es el respeto al horario de las reuniones. Nos hemos acostumbrado a enviar convocatoria a los asistentes, con los temas a tratar y los tiempos a dedicar. Como todas las reuniones eran telemáticas y una detrás de otra, estábamos obligados a finalizar en tiempo, básicamente por no hacer esperar a los participantes de la siguiente reunión, que estaban en línea. Debemos seguir siendo estrictos en este tema, para mantener los niveles de productividad altos. Las reuniones tienen una hora de inicio y de fin que hay que respetar. Se tratarán los temas enviados a los participantes previamente y no otros. Todo el mundo llevará preparada su parte, a ser posible en una presentación para no divagar. El tiempo de exposición de cada persona se ajustará a lo previsto en la agenda, para evitar que las primeras intervenciones canibalicen toda la reunión.
En el terreno de la formación hemos comprobado que las webinar funcionan para el traspaso de conocimiento, formación de producto y formaciones de herramientas informáticas. La clave está en formar grupos reducidos, no más de 10 personas y en modo píldora, no más de 2 horas. Si mantenemos esta vía como canal habitual de formación, conseguiremos un ahorro importante de viajes y reduciremos las horas muertas de traslados, con lo que mejoraremos la productividad.
En definitiva, la nueva realidad también llega a los RRHH, con la fuerte entrada del teletrabajo y la formación on line como grandes beneficiados, pero no debemos olvidar que nuestro papel principal es acompañar a la organización en adaptarse de forma ágil y eficiente a los cambios. Tenemos que preparar a nuestros equipos para que sean capaces de trabajar manejando la incertidumbre en la que estamos ahora y ayudar a nuestros managers a que sean capaces de tomar decisiones en tiempo récord.
Los comentarios están cerrados.