Han sido varias semanas sin salir de casa, confinados entre las paredes de nuestro hogar, las que nos han recordado el valor de los abrazos, la complicidad de las miradas y el valor de la compañía. Y con todo ¡hemos sido afortunados! Vivimos en la era de la digitalización y las redes sociales. Gracias a ellas hemos podido mantener el contacto con los nuestros y, aun viviendo un confinamiento físico, hemos podido conectar, hablar y compartir en el plano digital. Esta crisis que aún está presente nos ha brindado un tiempo para reflexionar sobre cómo son nuestras vidas, nuestros empleos y nuestras empresas, y qué es lo verdaderamente importante.
Las redes sociales han sido un espejo de esta reflexión y, aun lidiando con las fake news, nos hemos conectado más que nunca. El día 30 de junio se celebra el Día Internacional de las Redes Sociales y por ello vamos a repasar qué hemos hecho en las últimas semanas como usuarios, cómo ha afectado a las empresas y cómo creo que cambiarán las prioridades en el futuro.
Durante el confinamiento
Desde el pasado 13 de marzo ha aumentado el uso de las videollamadas a través de alguno de nuestros canales favoritos, como Whatsapp; pero también hemos descubierto nuevas plataformas como Houseparty y hemos catapultado hacia el éxito entornos como Zoom tanto por su uso dentro del ámbito laboral como personal. Los mensajes de texto y de voz se han incrementado más del 50% en marzo y abril, y para ello hemos utilizado sobre todo Whatsapp, Instagram Messenger y Telegram.
Pero no solo hemos utilizado estas plataformas para comunicarnos entre nosotros, sino que han sido nuestra mayor vía de información. Hemos consumido noticias online para seguir el día a día de la actualidad en detrimento de la prensa escrita, que ha sufrido una enorme caída, y también contenidos culturales ofrecidos por museos, música y por supuesto cine y series. Y los vídeos on demand se han disparado.
Digitalización acelerada
En el plano profesional, esta crisis ha supuesto una digitalización acelerada para muchas empresas. En este contexto, los medios sociales y herramientas de gestión de equipos online han sido la amalgama de los que hemos podido teletrabajar; y es que no todos los sectores han podido continuar con su actividad normal. Los que nos dedicamos al marketing y la comunicación hemos sido reclamados por muchas compañías para adaptar su actividad al entorno digital, y para ello las redes sociales se han convertido en una herramienta de vital importancia. Muchas empresas las han utilizado para informar de qué ofrecían, cómo, con qué medidas de seguridad, etc. Algunas decidieron parar toda su actividad, pero otras vieron clara la oportunidad: seguir creando contenidos y empujarlos con publicidad en redes sociales.
Estos aprovecharon la ocasión de invertir sabiendo que había más gente que nunca conectada, incluso con más tiempo, y por tanto había altas probabilidades de conseguir mejores resultados por su inversión (como la mayoría de los medios digitales, las redes sociales marcan sus precios publicitarios por pujas de manera que, al haber menos anunciantes, se han podido conseguir mejores resultados con menos inversión).
Qué hemos aprendido
Toda esta situación me ha hecho reflexionar. Y es que lo que hoy nos parece tan obvio, coger nuestro teléfono y poder consumir cualquier información a tiempo real, o conectar con alguien en la otra punta del mundo, o comprar casi cualquier artículo imaginable o cerrar un trato de negocios con ocho horas de diferencia horaria a través de una pantalla, no lo era en absoluto hace tan solo quince o veinte años.
Este dichoso virus ha sido para mí y para muchos un despertar. Las familias se han echado de menos, hemos recordado la importancia de los momentos compartidos con amigos, muchas personas se han planteado qué es lo que realmente necesitan para vivir, y los negocios tienen que adaptarse a eso.
Esta toma de conciencia, esta ola de responsabilidad colectiva que hemos visto en usuarios y empresas y que se ha trasladado a través de las redes sociales, con hasthags utilizados no solo en España sino en varios países de habla hispana como #YoMeQuedoEnCasa, no va a parar. No puede parar.
El consumidor hace ya tiempo que está redefiniendo sus prioridades y ahora está más informado, es más crítico, es más consciente de las consecuencias de su consumo en su propia vida, en la de otras personas y en el planeta. Y las redes sociales han tenido mucho que ver porque nos han ofrecido nuevos puntos de vista, han ayudado a ampliar las miras y han promovido el acceso al conocimiento e incluso la solidaridad. Por eso, todas las empresas van a tener que adaptarse. Ir con los tiempos va a ser la única manera de seguir siendo relevantes para sus clientes.
Espero que este proceso nos lleve a una nueva forma más consciente de hacer negocios. Que sea el inicio o el refuerzo de todas las compañías para que se autoimpongan un propósito con conciencia social, emocional y medioambiental. Ojalá ese altavoz digital que son las redes sociales, que ayudan a que cualquier persona pueda llegar a tanta gente como lo haría una institución pública o una marca, sea catalizador del cambio que está por venir hacia un entorno más responsable.
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