Cada día vemos cómo líderes de sectores muy diversos y variadas experiencias, se esfuerzan por desarrollar comportamientos multiplicadores que impacten en sus colaboradores, en sus empresas y en sus negocios. Líderes capaces de hacer más con menos, líderes que invierten tiempo y esfuerzo, entendiendo la importancia que las personas tenemos en la consecución de resultados y poniendo de manifiesto interés genuino en las personas, creando entornos que facilitan la confianza, la libertad para pensar y compartir sin miedo ni limitaciones, líderes que buscan oportunidades y experiencias que desarrollen a sus colaboradores y les ayuden a crecer, lo que les convierte en verdaderos imanes del talento, ¿quién no querría trabajar con un líder multiplicador? O mejor aún ¿Quién no querría ser un líder multiplicador?
Liz Wiseman afirma, que hasta los líderes más comprometidos y multiplicadores, en ocasiones, pueden desarrollar comportamientos disminuidores de forma accidental. Ante esta afirmación hemos querido poner foco en dichos comportamientos y en valorar qué efectos tienen en los equipos y en ocasiones, para sorpresa de ellos, en los propios líderes. Es asombrosa la reacción de estos líderes esforzados y abnegados cuando se reconocen como “disminudores accidentales” de sus colaboradores.
¿Cómo es posible que “el optimista”, “el chico de las ideas”, o “el que siempre responde”, entre otros, puedan llegar a disminuir el talento y la contribución de sus colaboradores?
Efectivamente así es, hay 9 comportamientos que aun activados con la mejor de las intenciones hemos visto que pueden convertirse en disminuidores. Veamos alguno de ellos y sus posibles efectos:
“El chico de las ideas” aunque su intención nace para aportar ideas que estimulen la creación de otras por parte del equipo, su efecto puede desencadenar agobio, presión, silencios y aceptación sin cuestionar las ideas del líder.
“El rescatador” busca proteger a su equipo, evitar frustraciones, protegerles de tensiones y conflictos, pudiendo dar lugar a un exceso de dependencia, falta de iniciativa y pérdida del carácter crítico
“El optimista” quiere transmitir confianza en los logros, seguridad y entusiasmo con la seguridad de que ¡todo se puede conseguir!, pero el efecto en el equipo en ocasiones es de distanciamiento con la realidad, los equipos llegan a pensar: ¿…será consciente del esfuerzo que hemos hecho para llegar hasta aquí? Y atenta directamente al reconocimiento
Siempre en “on”, nace con el ánimo de contagiar energía y fuerza, pero pudieran “llenar” todo el espacio, no dejando hueco a otras aportaciones
“El perfeccionista” busca que todos los miembros del equipo realicen un trabajo de alta calidad, del que sentirse orgullosos, pero en ocasiones las personas que trabajan con líderes perfeccionistas se sienten criticadas y desalentadas por no estar nunca al nivel esperado.
El estratega, el protector, el que responde rápido y el que impone el ritmo son otros comportamientos que pueden convertirse en disminuidores accidentales y estar afectando negativamente al equipo a pesar, como hemos visto de que surgen con ¡las mejores intenciones!
¿Cuál es tu disminuidor accidental más frecuente? ¿te ves identificado con alguno de ellos? A lo mejor, y a pesar de las mejores de las intenciones, tus comportamientos te convierten en disminuidor accidental de tus colaboradores.
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