Tras muchas semanas de confinamiento, de unos días en los que nuestro hogar se ha convertido en el único lugar seguro, llega el momento en el que tenemos que comenzar a dar una serie de pasos para afrontar de nuevo otro cambio, la desescalada, una realidad más cercana a la que abandonamos hace unos meses, volver a retomar, poco a poco nuestra vida diaria, nuestras rutinas. Si bien, este proceso de adaptación va a ser diferente para cada persona. Mientras que algunos darán el paso con alegría, o incluso euforia, habrá personas que lo vivan con miedo y ansiedad.
Este es, por tanto, un gran reto para la salud psicológica al que debemos hacer frente y para el que hay una serie de tips que, aplicados a nuestro día a día, ayudan a mantener el bienestar emocional. El primero de ellos es valorar la situación que vivimos desde un punto de vista realista. El miedo excesivo genera estrés y ansiedad. Por el contrario, pensar que ya no pasa nada, que todo está solucionado, lleva a no prestar atención a las medidas de seguridad y protección, provocando nuevos riesgos y poniendo en peligro nuestra salud.
Aunque aún no podremos recuperar todas las rutinas que teníamos antes del confinamiento, lo cierto es que muchas de las que generamos durante el confinamiento, ya no nos sirven, por lo que se impone ir creando otras nuevas a la vez que vamos avanzando en la desescalada. Para ello y como primera medida, debemos aceptar estos cambios centrándonos en el presente, poniendo nuestra atención y energía únicamente en el HOY.
Dedica unos minutos a diario para darte cuenta de cómo estás, qué emociones experimentas, qué pensamientos tienes y qué mensaje te estás enviando a ti mismo. Puede que localices alguno que te genere ansiedad, miedo o frustración. Todas estas emociones son normales en esta situación y nos van a informar sobre cómo estamos y qué necesitamos. Acéptalas, sin juzgarte ni culparte por sentirlas, pero vigila los pensamientos que las generan, es el momento de tomar el control de tu mente y no permitir que sea ella la que te controle a ti. La práctica de técnicas de relajación, respiración o mindfulness puede resultarte útil.
No sabemos qué va a pasar en los próximos días, ni cómo iremos avanzando por las diferentes fases de la desescalada, por lo que, si detectas que estás invirtiendo tu tiempo y tu energía en preocupaciones futuras, concéntrate en el momento actual, en lo que puedes hacer ahora, a corto plazo y con la información de que dispones. Cambia el foco de atención, deja de atender a la incertidumbre y piensa en ti y en tus fortalezas para manejar el momento presente. Los seres humanos somos animales de costumbres y siempre terminamos acostumbrándonos a nuevas circunstancias y retos. Piensa en situaciones pasadas en las que viviste algún cambio que creías imposible de gestionar y en cómo finalmente lo hiciste. Esta vez no es diferente y lograrás adaptarte a los nuevos cambios y nuevas rutinas.
Si no detectamos e identificamos las primeras señales de alarma del malestar psicológico y emocional y las manejamos adecuadamente, acabará afectándonos en diferentes ámbitos de nuestra vida, incluido el ámbito laboral, en el que tanto el rendimiento como la eficacia se verán disminuidos.
Diseñar un plan de apoyo psicológico con atención telefónica especializada y realizada por psicólogos ayudará a disponer de herramientas para manejar el fuerte impacto que situaciones como esta tienen en la vida de los trabajadores, así como a prevenir a corto, medio y largo plazo la aparición de insomnio, irritabilidad, crisis de ansiedad, estrés agudo, estrés postraumático y depresión.
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