Tecnología y personas, un tándem ganador

La vida moderna evoluciona rápidamente. Todo se vuelve cada vez más digital. Las comunicaciones, las relaciones, incluso, el ocio. Sin embargo, el toque humano es un aspecto esencial no solo en la vida, también en los negocios. Por eso, a pesar de que la tecnología automatiza los procesos, las tareas, las funciones…, todavía estamos lejos de que los trabajadores de carne y hueso seamos sustituidos por las máquinas. Eso no quiere decir que debamos nadar contra corriente y oponernos, por sistema, a la aplicación de la tecnología. Ni mucho menos.

La tecnología nos ha liberado de la ejecución de muchas tareas repetitivas, monótonas y de escaso valor. Y nos ha liberado aportando agilidad, sencillez, velocidad y seguridad donde nosotros, los humanos, invertíamos una gran cantidad de tiempo y éramos propensos a cometer errores y a caer en la monotonía y el desánimo.

Todavía, a estas alturas de la película, me encuentro con personas que critican la automatización argumentando que es demasiado simplista y que las políticas centradas en la tecnología privan a las organizaciones de la experiencia y el sentido común que los humanos ponemos en todo lo que hacemos. Sin embargo, yo no lo veo así. La tecnología puede ser emocionante o aterradora, claro, según la perspectiva desde la que la miremos. Pero, una cosa sí que tengo clara y es que las personas ofrecemos cualidades que son irremplazables por la tecnología. Y que esta, es el vehículo, la herramienta, que nos permite a los humanos hacer más y mejores cosas.

El software de recursos humanos, las redes sociales o los correos electrónicos se han convertido en elementos primarios en la gestión de las personas. Pero eso no quita para que desde este mismo entorno se siga apostando por la comunicación y las relaciones cara a cara. Se trata, simplemente, de aprovechar lo mejor de cada campo. La tecnología para agilizar, y las relaciones humanas para fidelizar.

¿Hay algo más amable que un desayuno de trabajo con el equipo, o una reunión sobre objetivos en un entorno amigable, relajado, o mantener una conversación “difícil” en un ambiente un poco más informal? Siempre que la tecnología aporte los datos que necesitamos, la manera de transmitir la información podrá variar según los criterios personales, el momento, el interlocutor, etc. Es lo bueno que tenemos los humanos, que somos más creativos y asertivos que una máquina.

Detrás de cada pieza tecnológica hay una persona que identificó una necesidad y buscó la manera de solventarla. Y, aunque hace dos décadas era prácticamente imposible encontrar a un responsable de gestión de recursos humanos lamentar la cantidad de tiempo que dedicaba a tareas monótonas, restándole concentración para asuntos más estratégicos, lo cierto es que las cosas hoy han cambiado mucho. Y la tecnología, en gran medida, ha sido, y sigue siendo, responsable de ello.

Hoy, el aprendizaje automático y la inteligencia artificial ayudan ya, a optimizar los procesos de gestión de recursos humanos. Pero en algunas ocasiones tengo la sensación de que es ahora cuando tenemos menos tiempo que nunca para centrarnos en esa “H” tan estratégica de los Recursos Humanos. Mi reflexión particular es que no debemos olvidar que somos nosotros, los humanos, los que “gobernamos” la tecnología, quienes debemos decidir cómo la utilizamos, en qué procesos y para qué funciones… Está en nuestra mano obtener el máximo rendimiento posible de la tecnología y hacer que todo lo que gira en torno a la gestión de las personas sea tan digital, o tan humano como deseemos.

Recuerda que gran parte del trabajo en el área de Recursos Humanos consiste en escuchar. Y que la tecnología te ayuda en ese proceso de “escucha” activa pero que deben ser las personas las que implementemos esas funciones de feedback para que la retroalimentación sea efectiva y, de verdad, funcione. Escucha lo que las personas piensan sobre la cultura y la estructura organizativa, lo que necesitan para el desempeño de sus funciones, lo que anhelan en su desarrollo profesional… Busca la manera de impulsar la promoción de los empleados a puestos apropiados, no solo desde el punto de vista de las competencias o las fortalezas -que también- sino desde el punto de vista del sentimiento de orgullo, del anhelo, de los deseos de crecimiento profesional. Escucha las sugerencias e implementa los cambios oportunos cuando sea posible.

Todos sabemos que cinco días de vacaciones a la semana es imposible, pero proporcionar opciones de trabajo flexible y en remoto a una madre o a un padre con tres hijos seguramente será un incentivo adicional para impulsar el compromiso y el sentimiento de pertenencia. También, por supuesto, para mejorar las ratios de productividad y eficiencia.

Ahora bien, el diseño de todo este plan deberá partir de la idea de una persona que busque una gestión más eficiente, pero también, una gestión más humana. Lo único es que, sin el apoyo de la tecnología, la información que aporta, la automatización que ofrece, la seguridad que garantiza o, el apoyo que proporciona, en definitiva, esos planes podrían quedarse solo en ideas magníficas sobre las que teorizar, pero difíciles o imposibles de implementar. Por eso, tecnología y personas deben formar ese tándem ganador para elevar la gestión de los recursos humanos a otro nivel. Un nivel más pragmático, más eficiente