Estamos acostumbrados a que el crecimiento de las empresas se mida siempre por el balance económico, pero hay que tener en cuenta que detrás de unos buenos resultados hay una serie de acciones que ayudan a que ese crecimiento sea una realidad. Las decisiones que se toman hoy no siempre tienen un efecto inmediato, sino que son una inversión a futuro –ya sea económica o que afecte directamente a las personas, para que los resultados sean mejores. En esta línea, la formación es una de las palancas que las empresas deben trabajar porque, si hay algo más importante en las empresas que los números, son las personas. De hecho, así lo creemos en Angulas Aguinaga y por ello seguimos trabajando en la mejora de nuestras políticas de recursos humanos, siempre buscando el bienestar de nuestros empleados.
Y es que los empleados son el corazón de las empresas y velar por su bienestar y su crecimiento debería de ser una de las mayores preocupaciones para las organizaciones. Así lo creemos nosotros y así lo cultivamos. La formación debería ser obligatoria, y no solo en el trabajo, sino también en nuestra vida. Es importante estar formado e informado y tener conocimientos de todo aquello que nos gusta o despierta nuestro interés. No se puede ser especialista en algo sin estar en constante evolución, ya que vivimos en un mundo en el que lo que valía ayer, ya no vale hoy.
Por ello, es importante desarrollar un modelo de organización en el que las personas se cuestionen continuamente todas las coas, que vean detrás de la incertidumbre una oportunidad, transmitan ilusión y pasión por lo que hacen y donde se respire un estupendo ambiente de trabajo, se cultive el aprendizaje continuo y donde se potencien las relaciones de confianza entre los compañeros. A todo esto, nosotros le hemos llamado internamente “Actitud Aguinaga”, lo que en formación se traduce en “Academia Aguinaga”.
Encontrar la tecla adecuada para abordar la formación no siempre es sencillo. Debe abordarse como un proyecto dirigido única y exclusivamente a los empleados de la compañía y que tiene como objetivo dotar de herramientas necesarias a los empleados para que estos puedan cumplir sus objetivos. En este sentido, las formaciones pueden ser tanto funcionales como transversales, con la que se pueden adquirir nuevas responsabilidades y crecer profesionalmente dentro de la empresa. Además, estas formaciones no tienen por qué hacer referencia únicamente a contenidos técnicos, también a habilidades y actitudes.
En nuestro caso, la formación ya ha arrojado datos positivos desde comienzos de año. Hemos aumentado un 85% las horas destinadas al crecimiento profesional de las personas y la motivación ha cambiado radicalmente.
Hemos aprendido que la formación debe ser percibida como una asignatura obligatoria para alcanzar sus objetivos generales. Al fin y al cabo, el éxito de cada uno de los empleados es el éxito de todos y, por ello, hay que trabajar en la misma línea para lograr ese triunfo.
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