No están los tiempos como para ser popular hablando de santos. El laicismo es más cool y la mención celestial no resulta muy popular, salvo que venga asociada a un puente laboral o a una celebración memorable.
Recursos Humanos no tiene santo patrón de referencia. Quizás por esa razón deambulamos por nuestro Sinaí particular, con disquisiciones de si somos negocio, función, apéndice o especie en extinción. Los abogados tienen a San Raimundo, los agricultores a San Isidro, los periodistas a San Francisco de Sales, los banqueros a San Mateo…Y nosotros no tenemos ni un triste aliado en las moradas celestiales.
Pero como una fiesta no le hace daño a nadie y recurrir a alguien conocido -donde quiera que esté- no es delito, aunque sea residente del Paraíso, me atrevo a proponer a los colegas de Recursos Humanos la candidatura de Agustín de Hipona como Santo Patrón de la función por seis razones:
- En primer lugar, es un ejemplo de talento que no florece de inmediato, sino que se desarrolla oculto y explota en su potencial con el tiempo. Agustín abraza la fe cristiana a los 33 años y llega a ser Doctor de la Iglesia. Todo un caso de confianza en las potencialidades de las personas. Que se lo digan si no a su madre, Santa Mónica; lo que lloró la mujer.
- Era también un experto de todas las formas de comunicación existentes en su época. Mostró un gran interés hacia la literatura, poseía gran elocuencia, ganó varios concursos poéticos y certámenes públicos teatrales. En resumen, que en vida desarrolló con brillantez una habilidad básica de interacción para el gremio. En Recursos Humanos o comunicas bien, o estás en fase de liquidación.
- Era un hombre apasionado. Y no sólo de la verdad, lo que le hizo militar en un montón de escuelas filosóficas y de pensamiento. ¿Sabéis que mantuvo durante catorce años una relación con una mujer, de la que tuvo un hijo? Sin pasión por las personas, las convertimos en recursos y no en seres únicos con cerebro y corazón irrepetibles.
- Agustín fue un estudioso dedicado a la “Ciudad del hombre”, contrapuesta a la “Ciudad de Dios”. La descripción de esa “Ciudad” es un buen instrumento para conocer la naturaleza humana. Y si nosotros no somos los expertos en el conocimiento de la naturaleza humana en nuestras empresas, ¿quién lo va a ser?
- Hay una característica aparentemente menor, pero que tiene también su interés. San Agustín comparte con el bendito San Arnulfo el distinguido honor de ser patrono de los cerveceros; por diferentes razones, pero todas de peso. Pues bien, de todos es bien sabido que en torno a una cerveza pueden arreglarse muchos problemas de la humanidad. “Tomarse unas cañas” es una técnica de relación humana y de “management de proximidad”, si se me permite la cursilada. “Management by beering around”, lo acuñarían en Harvard y tendría más éxito.
- Y una última razón, por la que puedo ser perseguido y abucheado en la plaza pública. No me importa: su candidatura se refuerza por su nombre: “A-gustín”. Eso es, precisamente, lo que persiguen los de Recursos Humanos: que la gente se sienta “a gustín” en sus empresas. Esto solo es entendible por los hispano-parlantes, aviso.
Por todas estas razones, ¿quién se apunta, sea católico practicante o no a proponer a “RRHH DIGITAL” o a otra poderosa e influyente instancia esta candidatura de Agustín de Hipona para poder festejar -con cerveza o sin ella- el 28 de agosto al Patrono de Recursos Humanos?
Como diría el santo: “Ama y haz lo que quieras”. Pues eso.
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