Mientras los jóvenes analizan las oportunidades de su futuro laboral y se preparan para ellas, los mayores envejecen. En España la esperanza de vida es la segunda más alta del mundo, sólo por detrás de Japón: 80,5 años en los hombres y 82,3 años en las mujeres. Pero a partir de ciertas edades lo importante no es solo cumplir años, sino poder valerse por sí mismos. Muchos de nosotros seremos personas dependientes el día de mañana (la mitad de la población española lo será en 2025, según datos del INE), por lo que muchos necesitaremos a alguien que nos ayude.
Llegados a ese punto, las opciones pueden ser variadas: atención familiar, residencias especializadas, modelos de cohousing (donde mayores y personas dependientes comparten alojamientos y servicios), centros de día…. Pero según estimaciones de Felizvita, el 80% de las personas que necesitan asistencia prefieren quedarse en su propia casa, manteniendo así la comodidad de permanecer en su entorno habitual con la seguridad que les proporciona tener una persona que les cuida y les acompaña.
Además, en la mayoría de los casos, cuando dependiente y cuidador conectan realmente, se forja un vínculo que va más allá de lo profesional y pasa a ser casi familiar. Aquí, la clave para que el servicio funcione es saber identificar las necesidades del individuo y tratarle de forma personalizada, que no es poco.
Futuro profesional
Lo cierto es que las profesiones relacionadas con la ayuda domiciliaria, la medicina geriátrica o la asistencia en residencias especializadas no se contemplan en la actualidad como una salida profesional atractiva, tal vez por su escaso reconocimiento social y, diría, por no estar convenientemente impulsadas desde la Administración, pese a ser tan necesarias para nuestra sociedad.
Sin embargo, con toda seguridad, esta actividad dará empleo a muchos de esos jóvenes que hoy se plantean su futuro. Y no solo a ellos, probablemente también a parados de larga duración o mayores de 50 sin empleo que muchas veces han ejercido estas tareas de forma privada en el ámbito doméstico.
Se calcula que en España existen unas 720.000 personas que trabajan como cuidadores a domicilio, ofreciendo acompañamiento, asistencia personal o apoyo en las tareas del hogar a personas dependientes, o a mayores que requieren de una ayuda o supervisión. Y decimos “se calcula”, porque sigue siendo un sector no profesionalizado en muchos casos: según nuestras estimaciones, 3 de cada 10 de estos cuidadores no tiene regulada su situación en la Seguridad Social o no cotiza realmente por las horas que trabaja.
A partir de 2022, sin embargo, esto va a cambiar, ya que será obligatorio disponer del Certificado de profesionalidad en atención sociosanitaria a personas en el domicilio para poder ejercer como asistente domiciliario en el cuidado de personas dependientes, del mismo modo que existe un certificado homólogo para trabajar con este colectivo en instituciones sociales. Es un paso necesario para profesionalizar y regular un trabajo que, como decimos, será cada vez más habitual.
Formación y vocación
Pero más allá de la titulación, existen otros dos factores mucho más relevantes para desempeñar este trabajo de forma adecuada. El primero de ellos es la vocación, imprescindible cuando se trata de cuidar a personas. Hay que tener una vocación de servicio a la sociedad para ofrecerles el trato humano y cálido que necesitan. El segundo es la experiencia, que se adquiere, como en todo, con el tiempo, y se va enriqueciendo con el ejercicio de la propia actividad.
Sin embargo, hay personas vocacionales que llevan años cuidando a personas mayores que, sin esa titulación, a partir de 2022 no podrán continuar en su puesto de trabajo. En nuestra compañía, el perfil medio del cuidador es una mujer de unos 46 años, de nacionalidad extranjera y sin cargas familiares, con estudios de educación secundaria, una trayectoria profesional como empleada del hogar y amplia experiencia en el cuidado de personas mayores, y casi siempre con cursos de ayuda a domicilio realizados. Pero muchas de estas personas difícilmente podrán pagar los aproximadamente 1.300 euros que cuesta esta certificación y sacar de su tiempo las 450 horas que dura el curso.
Por eso, desde Felizvita apoyamos la profesionalización, pero también la puesta en marcha de ayudas que favorezcan la empleabilidad de estos trabajadores y permitan la conciliación profesional y académica, para que todas esas personas puedan formarse y adaptarse a las necesidades futuras del sector. Por nuestra parte, este año hemos dado un empleo a 649 personas, y este año lanzaremos nuestra propia área de formación, con todo el rigor profesional que se requiere, pero con la base de los valores y la vocación.
Asimismo, apoyamos el impulso de nuevas ramas profesionales especializadas en el cuidado de mayores que atraigan a los jóvenes y les convenzan de que aquí tienen una importante salida profesional. Nuestro futuro, el de todos nosotros, dependerá de ellos.
1 comentario en «Asistencia a mayores, un nicho de empleo con futuro»
Qué tipo de cursos relacionados con la tercera edad estáis ofreciendo. Estamos interesados en curso de dirección de residencias. Un saludo
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