2020 marca el comienzo de una nueva década y estoy seguro de que traerá grandes cambios, no solo en el entorno de los recursos humanos. Pero, antes de ver qué nos depara el futuro, me gustaría retroceder un poco en el tiempo para ver cómo ha cambiado la profesión y hacia dónde nos dirigimos.
Si recuerdas Regreso al Futuro te sorprenderá ver lo anticuado que parece todo. Sin embargo, aún podemos encontrar en la película, algunas cosas que siguen siendo rompedoras. Desde los ´80 hasta hoy el mundo, en general, ha cambiado mucho. Y, el entorno de los recursos humanos en particular, aún más. Hace algunos años no existía la responsabilidad que hoy muestran las empresas con sus empleados y colaboradores. Responsabilidad que hoy es, en realidad, una norma. Recursos humanos ha ido incrementando su presencia y su peso en el negocio y se ha convertido, poco a poco, en un entorno “seguro” en el que las personas expresan sus preocupaciones, hablan abiertamente sobre sus problemas o sus pretensiones. Un entorno facilitador.
Hay que tener en cuenta, además, que en los años ´80 la mayoría de las empresas pasaba por alto cuestiones que hoy son trascendentales, también en términos de eficiencia, como los aspectos relacionados con la salud y el bienestar laboral, por ejemplo. A medida que estos aspectos han ido ganando visibilidad el papel de recursos humanos también ha ido incrementando su reconocimiento a nivel corporativo. Pero, lo que me parece más importante aún es que, recursos humanos, poco a poco, ha dejado de ser un área de “recepción de quejas”. Ya sabes: un sitio al que todos acuden para quejarse de la mala relación con un manager o de una práctica comercial, o del sueldo o de cualquier otra cosa.
Por el contrario, recursos humanos se ha reconvertido en un área que cuida y protege la experiencia del empleado. En toda la amplitud de la expresión. Claro, es cierto que todavía realiza trabajos, digamos, convencionales; funciones administrativas relacionadas con la selección de candidatos, onboarding, gestión de ausencias, formación, promoción y carrera, salidas de la compañía, reclamaciones, conflictos etc. Pero ahora, también gestiona una amplia variedad de servicios complementarios que aportan un altísimo valor a los empleados, también a la organización, de diferentes maneras.
Para recursos humanos el juego es ahora, totalmente diferente al que practicaba en los años del Delorian, en los que había que hacer verdaderos malabares para equilibrar beneficios y recompensas. Antiguamente, no existía tanto el concepto de beneficio sino, más bien, el de bonificación. Hoy, por el contrario, los beneficios -económicos y sociales- son una parte importante de la propuesta de valor que se hace a los empleados y, empieza a ser ya, un complemento imprescindible para la atracción y fidelización del talento.
Más allá de esto, la tecnología también ha desempeñado un papel estratégico para hacer que los beneficios sociales se eleven a otro nivel. Hablo de la posibilidad de implementar horarios de trabajo flexibles o, incluso, personalizados, o de establecer nuevos modelos de trabajo en remoto. Eso era, sencillamente, impensable hace algunas décadas, ni por le propia mentalidad de entonces, ni por la ausencia de tecnología que permitiera, por un lado, la conexión en remoto, segura y rápida, y, por otro, los aplicativos de gestión óptimos para dar soporte administrativo a ese sistema de trabajo.
Es verdad que todavía no tenemos coches voladores como en Regreso al Futuro, pero Internet y la Nube han abierto un mundo de grandísimas oportunidades a las empresas. También a los empleados. La capacidad de conexión online permite que los trabajadores operen de manera remota, cuando se sientan más productivos sin necesidad de tener que hacer grandes desplazamientos, soportar atascos y perder el tiempo en el trayecto de casa a la oficina.
La tecnología también permite que los empleados sean más autónomos, por ejemplo, en la actualización de sus datos, en la solicitud de sus permisos, etc. y más proactivos a la hora de identificar qué habilidades necesitarían completar para ser más eficientes, hacia dónde les gustaría dirigir su carrera profesional o qué formación les permitiría hacer mejor su trabajo. Entonces, aunque el futuro no es exactamente como lo vieron en la película Marty y Doc, lo cierto es que estamos mucho más evolucionados de lo que pensábamos que estaríamos hace años.
No obstante, aún nos queda mucho camino por recorrer. Recursos humanos tiene un papel relevante que desempeñar en los próximos años. Su presencia continuará creciendo a medida que evolucionan, cambian y aumentan las necesidades de los empleados. Pero, estoy convencido de que recursos humanos expandirá su influencia más allá de la estructura convencional del equipo. Es decir, ya no será un grupo de personas que trabajan de manera aislada, sino que lo harán como una parte esencial del negocio.
La manera de gestionar los recursos humanos también será diferente. Es más que probable que, de una forma u otra, todos los miembros de la plantilla tengan alguna responsabilidad específica en materia de recursos humanos, aunque solo sea por el simple hecho de identificar una situación de estrés o malestar. Esto tendrá un efecto decisivo en el funcionamiento de las organizaciones, ya que todos sus miembros tomarán conciencia real de los verdaderos desafíos que afectan a cada uno. Y de cómo actuar individualmente para mantener el bienestar común y un ambiente de trabajo saludable.
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