Uno de los nuevos retos de las empresas hoy en día es ser competitivas también de puertas hacia adentro. Ya no se trata solo de convencer al futuro cliente de que compre sus productos o servicios, sino que además tiene que trabajar en la comodidad de sus instalaciones, los incentivos que ofrece, el buen ambiente general y en cómo gestionar los viajes de trabajo… Porque, sí, uno de sus públicos más exigentes son sus propios empleados. Y todos queremos trabajadores contentos, ¿verdad?
El mercado laboral ha cambiado mucho en los últimos tiempos, y aunque es cierto que sigue habiendo altos niveles de desempleo y mucha demanda de puestos de trabajo, los profesionales de casi todos los sectores se han vuelto cada vez más exigentes con sus empresas. Y no hablamos de salarios más altos, que también, sino de otros beneficios más intangibles como flexibilidad laboral, formación, proyectos interesantes o, ¿por qué no?, comodidad física: sillas ergonómicas, luz natural, una decoración atractiva… ¡Y todo eso aplica también a cuando tenemos que hacer un viaje de empresa!
Quizá no es algo en lo que pensemos a priori cuando firmamos un contrato laboral y, por supuesto, depende de los sectores y perfiles profesionales, pero en los últimos años, debido a la crisis la necesidad de expansión de las empresas, la competitividad o la búsqueda de nuevas oportunidades han hecho que el movimiento de trabajadores incluso aumente. En algunas profesiones estos viajes son algo tan común como pasar regularmente varias noches a la semana fuera de casa, y en otras pueden deberse a necesidades de la producción (apertura de una fábrica en otra ciudad o especialización de ciertos perfiles), de formación (asistencia a cursos) o económicos (reducir costes fijos con otras delegaciones) reuniones anuales. También aquí las empresas deben mantener unos mínimos de calidad y confort respecto a sus trabajadores, tanto en el transporte (coche, avión, tren) como en la estancia.
Normalmente esto ha sido territorio acotado a hoteles (muchas cadenas tienen incluso establecimientos específicos ‘de negocios’, con unos básicos a coste ajustado, pocos adornos y apenas oferta de ocio). Sin embargo, cuando las estancias pasan de varios días éstos, por muy lujosos que sean, pueden empezar a cansar al trabajador. Frente a ellos empiezan a cobrar fuerza otras opciones, como el alquiler de pisos completos para estancias de media o larga duración, donde el empleado se siente mucho más cómodo e independiente, donde puede disfrutar de la vivienda completa, hacer una ‘vida de barrio’ si lo desea, cocinar, etc. Y donde la opción de compartir el alojamiento con otros colegas, si es necesaria, no resulta violenta para los implicados porque cada uno puede disponer de habitación o incluso baño independientes, evitando las temidas (en estos casos) habitaciones dobles.
La percepción de los trabajadores que ya han disfrutado de estas estancias en pisos suele ser más positiva, en general, que la de un hotel, ¡y además es mucho más barato para la empresa!, hasta un 70% menos que un hotel. Todo ello sin contar que, en contra de lo que pueda parecer, es mucho más fácil y rápido. Hoy día, gracias a la digitalización y a la inteligencia artificial han surgido iniciativas como Homyspace, que permiten la gestión de este tipo de alojamientos de forma tan sencilla como una reserva cualquiera: el usuario solo tiene que introducir sus preferencias y el sistema le ofrece las mejores opciones según éstas. Estamos orgullosos de afirmar que somos los más rápidos en la gestión del alojamiento: desde que la empresa tiene una petición de alojamiento hasta que reserva y firma el contrato pueden pasar menos de 2 horas. Homyspace cuenta con una base de datos de más de 14.000 pisos en la mayoría de provincias españolas, además de algunas también en Portugal, Francia o Reino Unido, en total más de 150 destinos.Rápido, sencillo y eficaz.
La empresa contratante, además, gana en costes, facilidad de gestión, seguridad, tanto por el check-in 24h como por la gestión del contrato. Y no menos importante: en la percepción de valor por parte del trabajador, que de este modo se siente mejor cuidado y más cómodo. Una manera más, como comentábamos al principio, de fidelizar y retener talento.
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