A pesar de que el papel de la mujer emprendedora en el mundo, Europa y España va adquiriendo cada vez mayor relevancia, todavía queda mucho camino por recorrer. En las economías más desarrolladas, que basan su crecimiento en la innovación, las start-up aprovechan las nuevas oportunidades de negocio que brinda la tecnología, donde el acceso al capital es fundamental para que estos nuevos proyectos crezcan y se desarrollen. Sin embargo, es un porcentaje muy pequeño de recursos lo que se invierte en proyectos liderados por mujeres emprendedoras y fundadoras de start-up, encontrando más dificultades que los hombres para acceder a financiación.
¿Por qué tienen las mujeres una presencia limitada en estas nuevas empresas de la economía de la innovación? ¿Qué tendencia seguirá en los próximos años? ¿Cuál será el impacto que tendrá esta situación en el futuro?
Según el Global Entrepreneurship Monitor (GEM), en 2016, 163 millones de mujeres comenzaron o lideraban nuevas empresas en el mundo y 111 millones dirigían empresas ya establecidas. En la actualidad, en casi todos los países hay más hombres emprendedores que mujeres y los mayores niveles de emprendimiento se dan en los menos desarrollados. Solo hay cinco economías en el mundo donde hay más mujeres emprendedoras que hombres: México, Brasil, Indonesia, Filipinas y Vietnam.
Si nos detenemos en los datos europeos y nos basamos en el estudio de la Comisión Europea, el porcentaje de mujeres entre el total de emprendedores varía mucho por país. Los sectores más populares son agricultura, pesca y servicios y, si nos fijamos en las industrias, solo salud, servicios sociales, otros servicios y educación tienen más proporción de mujeres emprendedoras que hombres en Europa.
Respecto al nivel educativo de ambos géneros, se incrementa con el grado de desarrollo del país. En casi todos los países europeos, el nivel medio de educación de mujeres emprendedoras es algo más alto que el de los hombres.
En España, las mujeres emprendedoras constituyen el 12% de las mujeres activas, de las cuales el 3% son generadoras de empleo. En contraposición, el ratio de emprendimiento de hombres alcanza el 21%, casi duplicando la cifra, entre los que el 7% no son autoempleados.
Los sectores elegidos por las mujeres emprendedoras son salud, trabajo social y educación. Y su nivel educativo es algo más alto que el de los hombres, igual que ocurre en Europa.
El acceso al capital es un reto para todos los emprendedores y todavía mayor para las mujeres. Los datos muestran que las start-up lideradas por las mujeres no reciben el mismo respaldo financiero por parte de inversores profesionales. Sin embargo, se ha demostrado que las empresas y proyectos con mujeres en los equipos directivos mejoran sus resultados cuando se comparan con las dominadas por hombres.
Entonces, ¿a qué se debe esta falta de inversió? ¿No debería ser equitativo independientemente del género de la persona que lidere la empresa?
El capital riesgo o venture capital y los angel investors, que aportan este capital a los proyectos, juegan un papel esencial en las economías desarrolladas para impulsar el emprendimiento y deben reflejar el cambio de una cultura muy masculinizada a una más igualitaria. Y a todo esto se le suma que, en las economías más avanzadas, las mujeres inversoras en emprendimiento son menos de dos tercios en relación a los hombres.
Actualmente hay muchas iniciativas para dar impulso a las mujeres emprendedoras al ser una gran fuente de creación de riqueza y empleo, además de así acabar finalmente en el tiempo con estas diferencias.
El potencial emprendedor de las mujeres es un recurso infraexplotado que debería ser desarrollado. Mejorar el emprendimiento exige eliminar las barreras de acceso a capital para mujeres. Incrementar el número de mujeres inversoras en emprendimiento, conocer de dónde nacen los sesgos en la valoración y financiación de emprendimiento por mujeres, potenciar equipos más diversos y más mujeres en comités de inversión son nuevos enfoques prometedores.
¿Y si comenzamos a tomar más iniciativas en esta línea? ¿Lograremos en un futuro acabar con las desigualdades de género en términos de emprendimiento?
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