Es importante, para algunas empresas, compartir experiencias con los equipos más allá del entorno laboral. Esta forma de compartir genera vínculos diferentes entre los colaboradores, al realizar actividades, conjuntamente, en entornos distendidos y festivos.
Las empresas con un alto grado de Responsabilidad Social promueven el bienestar de sus colaboradores de diversas maneras. Con ello se busca un beneficio mutuo, desarrollar la ‘marca de empleador’ (employer branding) o desarrollar valores de colaboración e implicación en los colaboradores.
El desarrollo de la marca de la empresa como lugar saludable para trabajar es una necesidad estratégica cuando se quiere permanecer en el mercado. Las nuevas generaciones acceden al mercado laboral con motivaciones muy diferentes a las del pasado. Valoran mucho aspectos como su tiempo libre, un trabajo con contenido interesante o los niveles de conciliación en la empresa para cuando llegue la hora de formar una familia, por ejemplo.
Las empresas tienen dos opciones: o permanecer sordas a las motivaciones del talento que llega o ‘hacerse líquidas’ para surfear, navegar o caminar con soltura por los sinuosos caminos que presenta la vida empresarial. Si escogen la primera opción, sus opciones de continuidad en el mercado se reducen considerablemente. ¿Los motivos? El talento preferirá trabajar en otro tipo de organizaciones y la competitividad en el mercado que, cada vez se apoya más en los intangibles de las empresas, será baja. Si escogen hacerse más ‘líquidas’, las garantías de la permanencia de la empresa en el mercado serán altas, porque serán capaces de fidelizar el talento y conseguir lo mejor de sus colaboradores.
Cuestiones como el compromiso, la fidelidad, la implicación o la responsabilidad no se pueden comprar. El colaborador elige si ofrecerlas a su empresa o no. Nadie le puede obligar. Lo que puede hacer la empresa es facilitar acciones con las que el colaborador desarrolle su compromiso, su fidelidad, su responsabilidad o su implicación hacia la organización.
¿Cómo se consigue realmente el bienestar en la empresa?
El bienestar en la persona se desarrolla en tres dimensiones: la física, la mental y la solidaridad.
La dimensión física es la salud. Hacer ejercicio regularmente y alimentarse de manera saludable son los aspectos fundamentales de un buen equilibrio físico. El ejercicio físico libera a nuestro cuerpo de estrés y de cortisol y la aporta endorfinas para que uno esté más feliz. La buena alimentación disminuye la fatiga y mejora la sensación de bienestar físico.
La dimensión mental tiene que ver con el equilibrio interior. Técnicas de relajación o mindfulness nos ayudan a liberar estrés y a tomar mejores decisiones. La gestión emocional también le hace aportaciones positivas a la dimensión mental, puesto que saber reconocer y regular nuestras emociones ayuda a evitar conflictos y a mantener relaciones interpersonales más sanas.
La solidaridad mejora los niveles de compromiso y de implicación del colaborador. Ayudar a los demás mejora los niveles de felicidad de las personas y disminuye el poder del ego en el individuo.
Es importante tener en cuenta que el verdadero responsable de su bienestar es el propio colaborador. Lo que la empresa puede hacer, una vez más, es facilitar caminos y herramientas para que el colaborador haga uso de ellas y pueda, de esa manera, mejorar su bienestar personal.
¿Y qué hay de la rentabilidad?
El bienestar de los colaboradores en una organización es rentable. Según un informe del World Economic Forum se pone de manifiesto que con los programas de bienestar, la empresa recupera más de un 150% de lo invertido. Es decir, por cada euro invertido en bienestar laboral, se recuperan 2,54 €.
Otro estudio de la red europea de promoción de la salud en el trabajo (ENWHP) ha concluido que se mejora el absentismo laboral entre un 150 y un 380 %, unas cifras nada despreciables. A mayor bienestar en la empresa, menor estrés laboral y mayor eficiencia profesional.
Un día de trabajo en otro entorno y para compartir
Hay PYMEs que establecen un día donde, en horario laboral, desarrollar actividades de ocio para potenciar la cohesión del equipo y el compromiso del colaborador con la empresa.
Un ejemplo lo tenemos en Bornay Aerogeneradores, una empresa de Castalla (Alicante) que el pasado 27 de septiembre celebró su tradicional San Bornay 2019 en un entorno de aprendizaje natural.
La actividad se desarrolló en una bodega de la Comunidad Valenciana, en Llíber, Casa Agrícola de Pepe Mendoza. No fue una simple cata de vinos. Fue mucho más. Fue conocer la historia de una zona que tiene una elevada importancia culturar y agricultora desde la época de los árabes. Fue entender que el cultivo de las vides no se fundamenta en regar y poner abono, sino que hay toda una tecnología detrás que puede hacer sentir que las plantas nos dan, a través de la tecnología, la misma nutritiva información que una conversación enfocada con otra persona. Fue entender que aunque el sector de la viticultura y el de las energías renovables pueden parecer muy diferentes, tienen factores comunes, muchos de ellos intangibles, que acercan el desarrollo y la evolución de ambas empresas.
Un día de aprendizajes y desarrollo personal y de los equipos que tiene un valor incalculable para los colaboradores de la organización que disponen de un día donde conocerse desde otras perspectivas y compartir momentos de alegría y de ocio.
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