En España no contamos con un modelo de formación integral que permita a las personas con discapacidad intelectual y/o enfermedad mental desarrollar al máximo su talento y sus capacidades. Debido a que el apoyo económico público no es suficiente para suplir esta carencia formativa, nos encontramos ante una gran laguna de formación que sea adaptada y completa, que cuente con TODOS, lo que provoca que muchos de estos alumnos se vean obligados a abandonar los estudios a una edad muy temprana.
A consecuencia de esto, entramos en una dinámica que limita a estas personas la posibilidad de acceso al mercado laboral, y en la mayoría de los casos acaban ejerciendo trabajos de baja cualificación, precarios y no bien remunerados. De hecho, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) publicados en 2017, la tasa de actividad laboral de las personas con discapacidad es solo de un 35%, frente al 78% de la población sin discapacidad.
Desde la Unión Europea se proponen metas de crecimiento, pues es necesario que el número de personas con discapacidad, especialmente intelectual, en puestos de trabajo de calidad crezca. En la ‘Estrategia Europea sobre Discapacidad’ 2010-2020 se indica que este empleo “asegura una independencia económica, fomenta los logros personales y ofrece la mejor protección frente a la pobreza”. En definitiva, solo de este modo se puede desarrollar el potencial de cada persona y su libertad en la toma de decisiones.
Desde FUNDACIÓN JUAN XXIII RONCALLI llevamos más de 50 años trabajando por la inclusión sociolaboral de personas con discapacidad intelectual, y dentro de nuestra propia misión está implícita esa contribución a la mejora de la injusta situación laboral que viven estas personas. Pues, en la mayoría de los casos, el problema no parte de la falta de capacidades, sino de la escasez de apoyos.
Para ello, contamos con nuestro Centro de Formación para el Empleo que, tras diez años en funcionamiento, ha graduado ya a 664 alumnos, 128 este mismo año 2019. La formación que impartimos a nuestros alumnos con discapacidad intelectual y/o enfermedad mental es posible gracias a la colaboración de empresas privadas como Thales, Beam Suntory, Bankia Acción Social, Enagás, Fundación Mahou, Ibercaja y Cassidian Solutions, junto con la Comunidad de Madrid, Fundación ONCE y el Fondo Social Europeo (FSE) que, a través de convocatoria pública, cofinancian parte de algunos de los cursos.
Con el objetivo de fomentar la empleabilidad de las personas con discapacidad intelectual en un marco laboral en el que puedan desarrollar de manera íntegra sus habilidades, la Fundación oferta un total de cinco Certificados de Profesionalidad que, gracias a las empresas patrocinadoras, son gratuitos para el alumnado, en actividades tan dispares como la agricultura, el catering, los servicios administrativos y generales, las actividades de almacén y la grabación y tratamiento de datos y documentos.
Además, la Fundación cuenta con otros dos Títulos Propios: por un lado, uno de Operaciones Básicas de Cocina, a partir de cual se pretende dotar a los alumnos de las aptitudes correspondientes en puestos culinarios; y por otro el de Empleabilidad, en el que los alumnos adquieren las facultades propias para optar a un puesto de trabajo digno y poder defenderse a la hora de redactar un currículum o de enfrentarse a una entrevista de trabajo.
De la misma manera, este año se ha dado un paso más colaborando con la Universidad CEU San Pablo para llevar a cabo el Curso de Consultor en Accesibilidad Universal y otro con la Universidad Rey Juan Carlos para el desarrollo del Curso de Soluciones Verdes en Entornos Urbanos. Fomentando la convivencia entre alumnos con y sin discapacidad en el aula y facilitando la obtención de un título universitario propio a personas que normalmente no tienen un fácil acceso a la universidad.
Toda la formación que impartimos tiene una clara orientación hacia el empleo y está completamente adaptada a las necesidades personales de cada alumno y a los nuevos desafíos del mundo laboral, que conocemos bien precisamente gracias al apoyo y colaboración de las empresas que apuestan con nosotros por este objetivo.
Seguimos una metodología de trabajo basada en las inteligencias múltiples, es decir, poniendo el acento en lo que cada uno mejor sabe hacer. Esto, sumado a un equipo multidisciplinar de docentes, psicólogos y preparadores laborales, al apoyo de las empresas que hacen posible que los alumnos realicen las prácticas con ellos, y a la implantación tecnológica, supone un gran paso hacia un futuro mejor para las personas con discapacidad intelectual y/o enfermedad mental, pues les facilita el acceso al mercado laboral con mayores garantías.
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