En la naturaleza, las especies que mejor se adaptan al medio son las que sobreviven a largo plazo, según demostró Darwin con su Teoría de la Selección Natural. Del mismo modo, el “universo empresarial” está expuesto a grandes cambios que ocurren periódicamente, y que ponen a prueba la capacidad de adaptación de las empresas, abocando a muchas de ellas a la extinción.
La (Cuarta) Revolución Industrial que estamos viviendo, con base en la transformación digital, no solo cambia la perspectiva sobre los procesos internos y la relación con los clientes, sino también las capacidades y conocimientos necesarios en los trabajadores, obligando a una profunda transformación de la cultura y reforzando la importancia de los procesos de identificación y retención del talento, así como las estructuras de gestión del cambio y la capacitación de los trabajadores.
Bajo las premisas de un mundo globalizado y en constante cambio, una de las bases fundamentales para que la organización sea capaz de aprovechar las nuevas oportunidades y crecer de manera continua y rentable, es la mejora de la capacidad de gestionar su propio talento y know-how, y transformar la organización hacia una estructura ágil y enfocada en el cliente.
Esto supone un importante reto para las organizaciones, en muchos casos gobernadas por estructuras funcionales, elevada burocracia y resistencia al cambio. Es fundamental que las áreas de recursos humanos inicien programas de adaptación y gestión del cambio, acostumbrar a las personas a cambiar de forma continua y a pensar de forma distinta, generar planes de carrera adaptados a los nuevos perfiles y a las nuevas generaciones, y llevar a toda la organización hacia una filosofía de Mejora Continua Kaizen que convierta estos objetivos en realidad, a través de dinámicas frecuentes que lleguen a todas las personas y que nos permitan transformar nuestros procesos hacia la nueva realidad.
Como en el mundo animal, solo las empresas que mejor se adapten al nuevo entorno tendrán éxito en el futuro.
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