La forma de gestionar el departamento de Recursos Humanos ha evolucionado enormemente en los últimos 15 ó 20 años. Incluso el propio nombre ha cambiado, pasando a denominarse, en muchos casos, departamento de Personas o de Cultura Corporativa.
Y es que lo que antes eran “recursos” ahora son el principal valor de las empresas: las personas. Esto ha provocado que se activen políticas encaminadas a cuidar al empleado, haciéndole sentir parte de la compañía, incentivando su bienestar y fomentando su progresión profesional. Estos cambios se están produciendo rápido y en muchos niveles.
En 2016 y según los datos de la consultora IDC recogidos en el informe “Evolución Tecnológica de los Recursos Humanos”, solamente el 3% de las empresas apostaban por el impulso y desarrollo profesional de sus trabajadores. Este dato contrasta con los resultados obtenidos en el último informe sobre “Tendencias de Talento para 2019” de Randstad, que revela que un 83% de los líderes de Recursos Humanos pretenden dirigir su estrategia de talento para mejorar las cifras de negocio de su empresa.
Es obvio que existe una estrecha relación entre la situación del empleado en la compañía y el éxito de la misma. Resulta clave escuchar las personas, hacerle sentir que forma parte de la compañía, que se tienen en cuenta sus opiniones y que la propia empresa quiere que se quede y desarrolle su carrera con ellos durante el máximo tiempo posible. De este modo, la persona se sentirá más motivado a convertir los objetivos de la compañía en los suyos.
Por otro lado, gracias a la retención del talento, las compañías invierten menos tiempo en la búsqueda de nuevas personas debido a que la rotación de personal disminuye. Según la última entrega del Informe Infoempleo Adecco, de media, las compañías cifran en un 21% el volumen de rotación de personal al que han tenido que hacer frente en 2018.
Sin embargo, a la mayor parte de las personas les gustaría seguir creciendo en su empresa. Así lo demuestran los datos del Randstad Workmonitor, que concluye que el 54% de los empleados muestran interés en obtener una promoción en su trabajo actual. Por ello, y para evitar las rotaciones de personal y retener el talento, la formación y promoción interna se presentan como dos de las políticas clave que deben llevar a cabo las compañías. De este modo el trabajador siente que es un activo fundamental, incrementando su sentimiento de pertenencia a la empresa y por tanto, reduciendo las posibilidades de que la abandone.
Muchas compañías, como es el caso de masvoz, apuestan por los programas de desarrollo. Actualmente, las empresas definimos un plan de acción ligado a objetivos que les facilita a las personas el que puedan alcanzar retos, permitiéndoles así crecer profesionalmente; dichos programas se inician al establecer, por parte de los departamentos de Personas, un Mapa de Talento que permite detectar el potencial de las personas y definir una ruta determinada para ayudarlos en su crecimiento y en su plan de carrera.
A su vez, los mapas de talento nos permiten identificar aquellas personas claves para la organización que son susceptibles de incorporarse en Planes de sucesión.
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