El pasado jueves, en la terraza del edificio de DKV en Madrid, y en el marco de un desayuno sobre bienestar laboral tuve la oportunidad de escuchar algunas de las que, a mi modo de pensar, son las claves del bienestar laboral. Empezó el Dr. Santacreu, Consejero Delegado del Grupo DKV, dando la bienvenida a los allí congregados y, en esas pocas palabras, ya apuntó claramente a la importancia que para el bienestar tiene el comportamiento de quien ejerce el liderazgo. Efectivamente, son los líderes quienes reciben la autoridad de los demás y ejercen el poder de facilitar o no el bienestar de alguien.
El inicio de la sesión estuvo a cargo de Chaida Chaouch. Chadia, ejemplo de tenacidad y coraje, me hizo reflexionar sobre otra de las claves: la contraposición entre bienestar físico y bienestar psíquico. Ella, que a pensar de haber pasado por dos procesos cancerígenos ha seguido adelante, nos llama a la atención sobre las dificultades por las que pasan personas que están o han estado enfermas en su relación con el mundo laboral. Bienestar no es únicamente estar bien físicamente, sino también psicológicamente. El pasar por un trance de dificultad física generalmente nos fortalece psicológicamente.
En esto incidieron Juan Manuel Chicote y Javier Formariz, quienes expresaron otra de las claves, al menos para mí: programas de bienestar y salud con todo tipo de medidas son necesarios, pero no suficientes. Cuidar la salud significa generar planes y proyectos de acción para que las personas de la Organización tengan fácil acceso a esa ocupación. No son suficientes porque el bienestar emocional de una persona o de un equipo (se contagian) será el que permite incrementar las posibilidades de éxito de los proyectos lanzados o por el contrario las disminuya. Hasta tal punto es así, que llegamos a hablar de riesgos psico-laborales.
Alfredo Robledo introdujo la necesidad, más allá de la obligatoriedad, de evaluar correctamente este tipo de riesgos. Una evaluación correcta está enlazada de manera directa con el bienestar laboral, con el fortalecimiento personal de las emociones que sentimos y con el estilo de liderazgo de la organización, en cada momento que se ejerza. Aquí encontramos otra de las claves, que, desde la bienvenida a los allí congregados, no dejó de ser crucial.
Ana González Quirós desarrollo este aspecto, situándolo dentro de las corrientes del liderazgo positivo. Identificar y gestionar las fortalezas de las personas, más allá de habilidades y competencias, redunda en su bienestar, primero psicológico y potenciar fortalezas clave como: Optimismo, Resiliencia, Autoeficacia y la gestión emocional, permitirá a las personas y a los equipos disponer de herramientas para potenciar el verdadero motor del bienestar laboral.
El bienestar laboral se enmarca en las políticas de desarrollo personal y profesional que las organizaciones ofrecen y, que las personas perseguimos o demandamos. Cada uno, según su propia concepción de sí mismo y de su entorno. Esto nos hace personas y a su vez nos crea la necesidad de adentrarnos en el mundo de la gestión emocional, pues sin ella, las posibilidades del verdadero bienestar se ven mermadas.
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