Hoy debería ser el primer día laborable de muchos en los que tendremos que registrar la jornada laboral de los empleados. Con el objetivo de no aburrir con un nuevo artículo regulatorio sobre este asunto, os relato alguna de las mejores prácticas que me estoy encontrando en los clientes.
Aunque soy muy crítico con la regulación y creo que estamos pagando los excesos de unos pocos, lo cierto es que no hay opción y que por tanto la mejor decisión es adaptarse, utilizar este embrollo como una oportunidad y extraer lo mejor de esta situación. Al fin y al cabo, dice un aforismo que “el destino siempre trae regalos, aunque en forma de problemas”.
Pues bien, asumiendo que la bala del cañón ya está cargada, y que vamos a matar moscas a cañonazos, os resumo tres buenas prácticas tecnológicas desde el móvil y alguna jurídica que hemos visto estos días en varias empresas.
Por el eje tecnológico, nos hemos encontrado desde Eventelling lo siguiente:
- Algunas empresas han aprovechado este escenario para dar el salto al mundo móvil, pero no creando únicamente un canal horrible de fichaje, sino utilizando esta obligación como una oportunidad para aterrizar con un APP con marca propia en el móvil de los empleados. Encuestas, podcast, vídeos y mejores comunicaciones, completan un ecosistema móvil al que se une el nuevo módulo de fichaje. La idea nos ha gustado y crea un branding interesante a partir de una regulación muy mejorable.
- Otras muchas han aprovechado el nuevo canal para habilitar la deseada petición de vacaciones desde el móvil. Con el objetivo de satisfacer la inspección de trabajo, los informes sobre las horas ordinarias y extraordinarias podrían estar integrados con las vacaciones, de lo contrario, la jornada anual del empleado se queda incompleta.
- Y, por último, recordatorios a los empleados para fichar mediante notificaciones al móvil. Esta práctica es especialmente positiva, ya que muchos empleados no tienen asumido lo del fichaje y un recordatorio push APP al grupo de los olvidadizos (entre los que me incluyo), constituye una práctica bien interesante para que las empresas se sientan protegidas.
¿Y las jurídicas? Pues, aunque soy abogado, me he guiado por las indicaciones de Ceca Magan, ya que la indefinición de la regulación es notable y es lógico que asalten muchas dudas.
Los primero, haz un reglamento con la política de empresa, definiciones y régimen sancionador. Si, ya se que a nadie nos gusta este enfoque, pero la legislación nos obliga a organizarnos en este sentido.
Esta medida, además de generar inflación de precios en seis meses, nos obligará a organizarnos de una manera bien distinta y no estamos acostumbrados, corriendo el riesgo de acabar implantando un sistema de métodos y tiempos como en los años ochenta.
En definitiva, continuará la picaresca, porque “El lazarillo de Tormes”, aunque anónimo, es español, pero puedes utilizar esta medida como una oportunidad y hacer algo interesante con ella. Suerte.
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