Recientemente se ha publicado el «Informe sobre la digitalización en la Pyme. España Empresa Digital» editado por la Cámara de Comercio de España y que ofrece datos demoledores sobre la realidad de la transformación digital en las empresas de este país. Aunque la mayoría de las empresas españolas han superado la fase inicial de digitalización y prácticamente todas cuentan con ordenadores, conexión a Internet e incluso página web, cuando se trata de ir un paso más allá los avances son mucho más lentos.
Por ejemplo, apenas un 19,61 % de las empresas españolas venden mediante comercio electrónico; solo el 23,2 % usan servicios en la nube (cloud computing) y apenas el 11,2 % emplean tecnologías de Big Data. Por supuesto, los resultados varían en función del tamaño de la empresa: mientras que la penetración de estas tecnologías es el doble o el triple en las grandes empresas de más de 250 empleados, su uso resulta prácticamente residual en las pequeñas y medianas empresas de hasta 50 empleados. Aun así, los datos permiten extraer una conclusión contundente: las empresas españolas no cuentan por lo general con la infraestructura tecnológica necesaria para adoptar y beneficiarse de la imparable transformación digital.
La cuarta revolución industrial es para todos
Cada día oímos hablar de la transformación digital en este u otro sector y de los beneficios que ofrece. Con tanta noticia, es tentador pensar que no se trata más que de otro hype, una moda pasajera. Sin embargo, lo cierto es que la transformación digital, entendida según la define IDC como “el proceso continuo mediante el cual las empresas se adaptan a los cambios en sus clientes o mercados, o los impulsan, con el apoyo de la tecnología, para crear nuevos modelos de negocio, productos y servicios”, es una realidad incuestionable.
Ni siquiera los sectores económicos más tradicionales pueden escapar a sus repercusiones, como hemos podido comprobar estos últimos años en España en actividades tan consolidadas como la movilidad, la restauración, las finanzas o el alquiler turístico. Debido precisamente a ese alcance omnipresente y profundamente disruptivo, el Foro Económico Mundial ha definido la transformación digital como “la Cuarta Revolución Industrial que permitirá desdibujar las fronteras entre las personas, Internet y el mundo físico».
También es fácil pensar que la transformación digital es algo demasiado complejo y avanzado que solo está al alcance de las grandes compañías, como parecen confirmar los desiguales datos sobre su penetración en función del tamaño de la pyme que hemos visto antes. Sin embargo, existe una diferencia muy importante respecto a la introducción de anteriores innovaciones técnicas como la máquina de vapor, la electricidad o la informática: las nuevas tecnologías que requieren la transformación digital están al alcance de todos.
O dicho de otra manera, no hace falta ser una multinacional para poder acceder a las tecnologías más innovadoras que están transformando incesantemente los distintos sectores y modelos de negocio. Gracias a Internet, cualquier empresa de cualquier tamaño puede disponer de ellas con apenas unos cuantos clics.
El poder de la nube y la tecnología como servicio
En 2017 se cumplieron 60 años del lanzamiento del IBM 610, considerado como el primer ordenador para empresas. Costaba 55.000 dólares, o también se podía alquilar por 1.150 dólares al mes; unos precios exorbitantes para la época que explican por qué apenas se vendieron 180 unidades en todo el mundo.
En cambio, hoy en día es posible disponer de una tienda online con tráfico ilimitado por apenas 15 euros al mes; de un servidor dedicado con capacidad para servicios de inteligencia artificial, Blockchain o Big Data desde menos de 30 euros al mes; o de una instancia de nube pública para aplicaciones intensivas como Internet de las Cosas, aprendizaje automático, codificación de vídeo, etc. desde menos de 40 euros al mes.
Ni siquiera hace falta contar con un departamento de Tecnologías de la Información con personal especializado: se pueden contratar servicios externalizados de configuración, administración y supervisión de la plataforma tecnológica empresarial por menos de 80 euros al mes. Y las empresas que ya disponían de una infraestructura tecnológica que se estaba quedando obsoleta, o simplemente prefieren racionalizar su inversión convirtiendo un coste de capital en un coste operativo, pueden beneficiarse de servicios de apoyo que garantizan la migración segura de sus sistemas y datos a la nube. Todo ello alojado en centros de datos situados en la Unión Europea, que cumplen las normativas de protección de datos y están conectados mediante redes de alta velocidad redundantes para garantizar el mayor nivel de servicio en todo momento.
De hecho, en Ikoula España tenemos clientes que están transformando sectores muy diferentes, desde el e-commerce al marketing digital, sin contar ni siquiera con un solo servidor en sus instalaciones. A cambio de una cuota mensual inferior al coste del renting de un vehículo, las empresas de todos los tamaños pueden acceder a la infraestructura necesaria para apoyar su transformación digital, sin tener que convertirse en compañías tecnológicas. La tecnología se ha vuelto un servicio al alcance de cualquiera que lo necesite.
Por lo tanto, la lenta penetración de la transformación digital en España no se debe a un problema de coste, acceso o conocimiento. Se trata simplemente de una cuestión de visión de futuro: la Cuarta Revolución Industrial ya está aquí y ha llegado para quedarse. Las empresas que antes se den cuenta del nuevo cambio de paradigma, y empiecen a dotarse de la infraestructura tecnológica necesaria para poder modernizar su modelo de negocio, serán las que consigan colocarse en cabeza de sus respectivos sectores en esta carrera.
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