‘Be water my friend’: la nueva realidad de la gestión de las personas en una empresa…. ¿líquida?

El concepto de “empresa líquida” se lo debemos a la deriva de Zygmunt Bauman, Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades en 2010. 

En el mundo que describe Bauman todo es líquido, sus novelas: Vida líquida, Maldad líquida, Amor líquido, Tiempos líquidos, Miedo líquido, Modernidad líquida … para él todo es líquido, la principal idea que ronda sus libros se centra en el temor actual hacia las relaciones duraderas en general, a lo sólido; todo tipo de relaciones, de pareja, de trabajo, de diversión, de vida… todo es transformable, se transforma en líquido, adoptando la forma de su recipiente y sin importar los cambios, hay un 100% de flexibilidad y un 100% de adaptabilidad… 

Las empresas se hallan en un contexto en donde cada vez es más difícil prever situaciones futuras, por lo que hay que aplicar nuevas técnicas que sean flexibles a los cambios inevitables e irreversibles que, además, se producirán en distintos plazos. 

Las empresas liquidas surgen como resultado de la transformación de las estructuras organizativas de toda la vida, hieráticas, “como siempre”. 

Una empresa líquida es una organización capaz de formar equipos multidisciplinares en función de cada proyecto; para deshacerse al terminar el proyecto y volver a armarse, sin pausa y con las variaciones necesarias, para empezar el siguiente. 

Este concepto supone un enorme paso en la trasformación cultural de los recursos humanos de la empresa… sobre todo si ésta lleva mucho tiempo en funcionamiento. 

Las nuevas generaciones nos están enseñando a comunicarnos de diferente manera, organizarnos de distinta manera, la información fluye de distinta manera, nos relacionamos de distinta manera, compramos a través de canales que hace muy poco no existían, nos divertimos a través de plataformas nuevas, hablamos con nuestros hijos por mensajes de texto o voz… los clientes se comportan de distinta manera…. ¿por qué nuestros empleados tienen que relacionarse con la empresa como siempre?, ¿por qué los productos o servicios han de diseñarse como siempre?, ¿por qué el trabajador ha de ser el de siempre, los equipos los de siempre, ¿por qué la información, que ahora se comparte, fluye, es trasparente… ha de tratarse en compartimentos estancos y protegidos… como siempre?, la innovación surge desde cualquier área y desde cualquier persona… ¿por qué no compartirla?. 

Lo sólido se está desdibujando, la gestión de las personas se transforma en algo dinámico, funcional, temporal… líquido; la importancia se centra en el proyecto, el horizonte temporal se acorta. 

Posiblemente el universo de Bauman sea exagerado, pero lo cierto es que las empresas tienden a ser cada vez más líquidas; los equipos no tienen por qué ser siempre los mismos, cada proyecto es independiente y distinto, las empresas están evolucionando a formas de trabajo más allá del concepto de trabajador que está toda su carrera en el mismo departamento de la misma empresa en el mismo edificio de la misma ciudad. 

Entonces ¿cómo se han de gestionar equipos con distintas formas de ver el trabajo, con distintas generaciones, edad, con distinta cultura de trabajo? 

Una empresa líquida supone ir más allá en la concepción de los negocios, de los equipos, de los clientes y por supuesto de los trabajadores; supone trabajar bajo una forma de gestión que, lejos de ser un reto, es una solución para el desarrollo de nuevos proyectos empresariales, de empresas que nacen, departamentos que se están desarrollando… y desde luego da mucha más libertad. 

La relación contractual ha evolucionado, ya no se piensa en “trabajos para siempre”, pregúntale a algún recién licenciado qué se le pasa por la cabeza al pensar trabajar siempre en la misma empresa; y preguntémonos ¿cómo educaron a nuestros padres? 

Lo nuevo de ayer mañana ya no es más que lo de siempre. 

Las empresas no cambian convirtiéndose en otras diferentes, sólo se transforman. Y son las personas las palancas de esa transformación. 

El concepto de empresa líquida nos permite: optimizar estructuras, optimizar modelos de gestión, ahorro de costes, ahorro de tiempos, de desplazamientos, funcionar desde un tamaño ágil, flexible y adaptable, supone una cultura de proactividad y de multifuncionalidad del trabajador, porque un cambio de proyecto nos da la posibilidad de empezar de cero siendo mucho más creativo. 

La trasformación cultural en la gestión de los equipos, de los contratos, de la organización, de la selección, la formación y de la retención está evolucionando. Seamos capaces (en la medida de lo posible) de avanzar en cuanto a la gestión de los equipos… tenemos mucho que aprender de las nuevas ideas, de las nuevas formas de relacionarnos. 

La gestión de equipos con distintas edades, distinta concepción del trabajo y distinta forma de relacionarse ha de tratarse desde todos los aspectos, por ejemplo: 

• Aversión al cambio 
• Identificar y retener el talento 
• Facilitar la convivencia 
• Sentar las bases del lenguaje 
• Formar en nuevas tecnologías 

Pero también dentro del universo Bauman 

• Formación en gestión agile 
• Comunicación clara de objetivos, planes y timing 
• Gestión de presupuestos ajustados 
• Nuevas formas de contratación 
• Nueva orientación a resultados  

El entorno ya ha cambiado, nos demos cuenta o no, queramos o no, la empresa por lo tanto ha de cambiar. Convicción o necesidad, da igual. El cambio es una realidad. 

Debemos aprender a gestionar equipos de distintas edades, con distinta formación y nuevas formas de relacionarse. Las distintas generaciones han de poder sacar lo mejor de las otras, aprendiendo nuevas formas de enfrentarse a los problemas, los mayores adoptando la innovación y el dinamismo de los jóvenes, los jóvenes identificando el valor añadido y la sabiduría de los mayores. 

Bauman habla de organizaciones líquidas dentro de una sociedad líquida, ¿estamos preparados?… Nuestros hijos posiblemente sí.