Cada día más organizaciones se lanzan a fomentar lo que se conoce como entornos colaborativos. Y es que las empresas cada vez tienen más claro que, para mejorar en productividad, resulta esencial generar una cultura de trabajo que acentúe las tareas en equipo y, con ello, el flujo de conocimiento. Si quieres saber más sobre esta nueva forma de trabajar, no te pierdas las siguientes líneas.
¿Qué son los entornos colaborativos?
El concepto de entorno colaborativo parte de la idea del aprendizaje colaborativo. Se trata de un sistema que organiza y estimula la influencia recíproca entre los diferentes integrantes de un grupo. ¿El motivo? Poder maximizar tanto el aprendizaje individual como el colectivo. La consigna del aprendizaje colectivo es que vas a poder aprender mucho más gracias a la interacción con los demás integrantes de un equipo que si afrontaras ese mismo trabajo por tu cuenta. O dicho de otra manera: el trabajo colaborativo resultará más productivo y enriquecedor que la suma de los trabajos de cada miembro por separado.
En consecuencia, y frente a las concepciones empresariales de antaño (mucho más individualistas), con el enfoque colaborativo se produce un rediseño de la clásica pirámide jerárquica. Los entornos de colaboración fomentan la creación de compañías mucho más horizontales, en las que lo importante será que compartas lo que sabes, sin que tu cargo o posición jerárquica importe demasiado. Fomentar los entornos colaborativos es fomentar un ambiente diverso, multicultural, en el que ya no prima la búsqueda del interés propio, sino precisamente la colaboración, el aprendizaje y el crecimiento colectivos.
Una relación muy estrecha con la sociedad digital
El trabajo colaborativo permite dejar de lado concepciones clásicas de lo que es o debe ser una oficina. ¿Un ejemplo? Las reuniones dejan de ser forzosamente presenciales: ahora pueden realizarse mediante sesiones a distancia gracias a aplicaciones o gadgets tecnológicos. Asimismo, el continuo ir y venir de los informes o archivos en papel pueden dejar paso a intercambios mucho más dinámicos a través de la nube. En consecuencia, el paisaje típico de las organizaciones cambia, dando lugar a ambientes más amplios que prescinden de las incontables cajoneras, estantes y similares. Así, los espacios pueden ser reaprovechados para facilitar y potenciar el trabajo colectivo y la comunicación.
En Estados Unidos parecen haber comprendido bien todas estas potencialidades. La tendencia actual de las startups norteamericanas es contratar a personas que sepan colaborar, lo que conforma precisamente la esencia de esta nueva sociedad digital en la que vivimos. Estas compañías digitales lo saben y buscan la creación de estructuras digitales en las que cualquier empleado pueda ser escuchado y aportar, con jefes que ya no deciden solo por hacer valer su rango.
Y tú, ¿crees que merece la pena el esfuerzo de afrontar una transición hacia entornos colaborativos?
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