Hoy en día resulta impensable vivir sin el móvil. Nos hemos vuelto muy cómodos y dependemos cada vez más de nuestro dispositivo. El Smartphone se ha convertido en un elemento fundamental en nuestra vida, tanto en el ámbito profesional como en el personal. El correo electrónico, las alarmas, las listas de tareas, las redes sociales o el WhatsApp nos atan a él. ¿Cuántas veces hemos oído…? ¡No puedo vivir sin mi móvil…!
Sin embargo, en muchas ocasiones, el uso del móvil se convierte en un factor de distracción e interrumpe las actividades que estamos llevando a cabo, nos desconcentra y hace que perdamos demasiado tiempo en tareas que podrían realizarse en mucho menos tiempo. El móvil debilita nuestra capacidad de concentración con cientos de aplicaciones que reclaman nuestro interés. Saltamos de una cosa a otra, nos cuesta mantener el foco. Dependemos del móvil para todo…. accedemos a él en cualquier momento y en cualquier lugar.
Nos hemos vuelto adictos a lo inmediato y hemos desarrollado en muy poco tiempo una auténtica compulsión a mirar el móvil por si un WhatsApp o e-mail entró en alguna de nuestras cuentas. Más aún, nos obligamos a tener que responder de forma automática sin parar a pensar si lo que hemos contestado es lo que realmente queríamos decir inmersos en la cultura de la urgencia; a veces, lo hacemos multiplicando la cantidad de mensajes para decir una o varias cosas que podrían decirse con uno solo.
Pero el problema es nuestro. Porque a la hora de la verdad y, aunque pensemos lo contrario, no sabemos utilizar el móvil de manera adecuada.
Hace años medía mi productividad en función de la tarifa del móvil que tenía contratada, pero, sobre todo, según las llamadas realizadas. Con esto quiero decir que la clave para ser productivo es utilizar el móvil de manera proactiva y no reactiva. Si yo miro el móvil cada dos por tres, recibiendo y atendiendo llamadas, se verá reflejado en mis resultados, los cuales no serán muy buenos porque significa que mi móvil prioriza por mí.
Cuando soy yo mismo quien decide ser proactivo, yo priorizo y determino qué es lo más importante para mí. Por este motivo, el secreto para emplear nuestro dispositivo correctamente es asignarle un tiempo a cada interrupción que pueda surgir, a responder mensajes, mirar las redes sociales, leer las noticias…entre otros. Cada cual tienen que ir en su “cajón” y, si no somos capaces de conseguirlo, al final nuestro día a día lo manejarán los demás.
Tenemos que asignar a cada interrupción un momento del día adecuado y para ello propongo unos consejos que pueden ayudarte a evitar las distracciones con el móvil:
1. Mantener el móvil sin sonido. En reuniones de trabajo y ocasiones que necesiten centrar tu atención y todos los sentidos a un tema concreto, mantén tu teléfono en silencio o vibrador. Si estás a la espera de una llamada, avisa a las personas que se encuentran en la reunión y así no tendrás que estar pendiente de esa interrupción.
2. Mantener cerradas las ventanas de correos y notificaciones. Si te salta el aviso en la pantalla de que has recibido un mensaje, inmediatamente irás a ver de qué se trata y te distraerás de la tarea que estés llevando a cabo. Para no distraernos debemos evitar revisar la pantalla con frecuencia
3. Destinar un tiempo concreto (cuatro veces por día puede ser suficiente) para revisar y atender la mensajería. Hay que ser concisos: nuestro tiempo es tan valioso como el del otro. Tenemos que evitar dejar nuestro dispositivo móvil sobre la mesa y concentrarnos en este momento, sobre todo en las comidas de negocios.
4. Optar por el modo avión sobre todo los fines de semana. Necesitamos pequeños descansos para desconectar y recargar energía. Colocar el móvil en modo avión evitará que recibamos llamadas o mensajes durante los momentos que decidamos.
Aprender a utilizar el móvil de manera adecuada hará aumentar nuestra productividad y estaremos gestionando el tiempo de manera eficaz para no perderlo de forma innecesaria y dedicarlo a lo que realmente nos importa.
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