En España, las mujeres solo representan el 19% de los Comités de Dirección y el 11% de los Comités Ejecutivos, aunque está demostrado que las empresas con un mayor número de mujeres en puesto de liderazgo obtienen un mayor rendimiento, según la consultora Madavi. “La presencia de mujeres fomenta la innovación y la creatividad, reduce los conflictos y mejorar la colaboración y la fidelización”, señala Ana García Villas-Boas, partner de Madavi.
Los obstáculos corporativos, las dinámicas culturales, el estilo de vida y son los principales factores que frenan la incorporación de las mujeres españolas a los puestos de liderazgo. Por ejemplo, solo el 26 % de los consejeros delegados citan la diversidad de género como prioridad. Por otra parte, en España las mujeres se hacen cargo de la mayor parte de las tareas del hogar, y en una cultura laboral marcada por la disponibilidad absoluta, este hecho implica que tienen “dos trabajos”.
La transformación digital de la sociedad supone una oportunidad en este sentido. La flexibilidad que trae la tecnología a la hora de elegir dónde, cuándo y cómo trabajar, puede beneficiar mucho a hombres y mujeres e impactar positivamente en los ratios de empleabilidad.
La actitud personal no parece ser a priori un gran obstáculo en España comparado con otros países europeos. Los hombres y mujeres españolas muestran elevados niveles de ambición: el 70 por ciento de las mujeres y el 80 por ciento de los hombres desean alcanzar puestos de alta dirección.
El estilo de liderazgo que requieren las empresas del siglo XXI en un entorno VUCA (Vulnarability/Vulnerabilidad, Uncertainty/Incertidumbre, Complexity/Complejidad y Ambiguity/Ambigüedad) demanda más habilidades relacionadas con el arquetipo femenino, como la empatía, desarrollo de las personas, toma de decisiones consensuadas, participación, colaboración, trabajo en equipo. La diversidad y complementariedad de las habilidades del arquetipo masculino y femenino construyen equipos de alto rendimiento cuyos resultados se ven reflejados en el negocio.
“Esta situación brinda la oportunidad de aportar más nuestras habilidades femeninas en un entorno masculino, donde la tendencia de la mujer directiva es de potenciar habilidades del arquetipo masculino para ser aceptada por el sistema y la cultura del organización”, añade Ana García Villas-Boas.
En su opinión, para crear un mundo más equilibrado hace falta un cambio de paradigma en el liderazgo tanto en los hombres como en las mujeres. “Ya está ocurriendo en muchas empresas”.
Sin embargo en empresas cuyo ADN es profundamente masculino desde su fundación, queda mucho camino de toma de conciencia y cambio de paradigmas. “Las mujeres son claves para empezar ese camino. Muchas veces me preguntan ¿y por qué los hombres no están involucrados desde el inicio? Y lo que contesto es que todavía no hay el nivel de apertura de mente, para trabajar la diversidad con hombres y mujeres y que por algún lado hay que empezar”. Por poner unos ejemplos, hasta principios del siglo XX la mujer no votaba, en España hasta 1975 la mujer no podía tener su propia cuenta bancaria. “Hoy en día se ve normal que votemos y que gestionemos nuestras finanzas, y no ha pasado mucho tiempo. Esos cambios los han impulsado principalmente las mujeres. Igualmente en el mundo de los negocios hay avances pero todavía queda mucho y pide que nosotras tengamos una actitud más proactiva, con mayor confianza para ir impulsándolos y conseguir los apoyos de los sponsors necesarios para sostenerlos”.
Ana propone un modelo de liderazgo diferente “porque parte desde enraizarse en nuestras fortalezas y potencial a partir de experiencias pasadas de éxitos”. “El modelo tradicional de programas de desarrollo de liderazgo tiene como punto de partida de lo que nos falta, nuestras carencias con el objetivo de desarrollar nuevas competencias. La mirada está puesta en lo que tengo que mejorar, aprender desde lo que nos falta. A veces se puede convertir en una montaña que necesita mucha energía para escalar. Sin embargo, el enfoque que proponemos desde Madavi, al buscar en nuestro pasado experiencias de éxito, reconectamos con lo que ya tenemos, lo que nos ha dado vida, energía y nos ha motivado e impulsado para conseguir nuestras aspiraciones. En el arquetipo femenino, debido a nuestro alto de nivel de auto exigencia, solemos olvidar esas fortalezas que en un momento nos han ayudado a derribar creencias obsoletas y obstáculos que parecían infranqueables. El ir a la fuente de nuestras fortalezas refuerza la confianza en nosotras mismas, eleva nuestra auto estima y trae la energía del pasado al momento presente. Ya hemos estado ahí, ya lo hemos hecho, sabemos hacer. En ese momento, la montaña que tenemos que escalar no nos parece que requiera tanto esfuerzo, y esa energía positiva nos impulsa hacia adelante.
Por lo tanto nuestro modelo aporta un cambio de paradigma total, el mirar desde la abundancia en vez desde la escasez, desde lo que ya tenemos que nos da vida y funciona en vez desde lo que nos falta. La energía es diferente, nos catapulta hacia el movimiento y el desarrollo con una motivación muy alta para pasar a la acción y al cambio que sea necesario.
La forma que está diseñado el programa de Women in Leadership incluye otro factor clave que es trabajar con la inteligencia colectiva. Todas las inteligencias de la sala cocreando conjuntamente multiplican la creatividad de soluciones innovadoras más que sumar. El intercambio de experiencias enriquece, inspira, desarrolla un entorno colaborativo y de apoyo necesario para sostenernos en un camino de desarrollo y expansión. El networking se potencia y fomentamos comunidades de aprendizaje que sigan funcionando después del programa. “Está demostrado que el desarrollo hacia el liderazgo y promoción en las carreras profesionales da mejores resultados acompañados que solos”.
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