La esencia del buen liderazgo: una doble visión

La esencia del buen liderazgo es alcanzar el equilibrio entre adoptar una visión general, a largo plazo y preocuparse de los detalles y el día a día.

La visión y microgestión en el liderazgo es comparable a la necesidad de utilizar luces largas y cortas en la circulación.

Uno de los principales rasgos del liderazgo es la VISIÓN.Sin este ingrediente esencial, es difícil que otros te sigan y sean capaces de mantener la motivación, sobre todo cuando empiezan los problemas o las situaciones difíciles.

En estos momentos se puede generar un ambiente de estrés, muy lejos de la deseada creatividad que nos ayuda a resolver y encontrar nuevas perspectivas. Por tanto, podrás ser un jefe pero no un líder.Puede existir una relación contractual, pero no una inspiración que haga que otros te sigan más allá del tiempo asignado por contrato. Para conseguir mover a otros necesitas la visión a largo plazo y la microgestión como forma de conocimiento, cuando sólo tú puedes resolver.

Cuando existe liderazgo se activan todas las habilidades del equipo, y en un equipo de alto rendimiento con conocimiento y preparación adecuada, será difícil no encontrar quién solucione.

La microgestión es comparable a las luces cortas, que en el liderazgo se quedan siempre puestas cuando existe una falta de confianza en el equipo, falta de conocimiento de sus miembros, una mala selección de personal, o incluso, una situación crítica donde realmente el líder tenga el máximo conocimiento para resolver y dar la solución adecuada.

Pero debe ser algo puntual, si se convierte en algo genérico, resta creatividad y empoderamiento al equipo, ¿para qué me voy a esforzar si siempre hay otro que me va corregir?.Es como estar en una evaluación constante donde sabes que, al final, tu opinión no cuenta. Donde tu palabra siempre va a estar puesta en duda. Algo diferente es que el equipo sepa que el líder cuenta con conocimiento, pues esto siempre da confianza y seguridad y activa el pensamiento de los otros. Es muy diferente a la sensación de control que puede entenderse de un exceso de microgestión.

La microgestión por parte de los líderes salvo situaciones extremas, por ejemplo cuando, como ya hemos mencionado, sólo él/ella tiene el conocimiento, lleva a situaciones de desmotivación y de falta de empoderamiento.

No se puede generalizar, calificarlo de bueno o malo, pues como vemos depende de la situación. Lo que sí es cierto es que para liderar se necesita una mente abierta, con luces largas para ver el bosque completo y una reacción rápida para actuar cuando algún detalle es crucial para llegar a esa visión, pero sin detenernos.

Ambas visiones son necesarias y complementarias.En el equipo siempre es necesario que ambas perspectivas se alineen, pero cuando el líder se va de manera extrema a una de ellas, tal vez sea el momento de replantearse la propia visión del rol que ocupamos.

Definitivamente si las luces largas y cortas no funcionan igualmente y reaccionan rápidamente, tal vez tengamos que plantearnos mejorar algo de nuestro propio liderazgo.