Impulsar la organización desde la agilidad

Crecer y mantenerse ágiles es el gran reto de las organizaciones.

Parece que la estabilidad ya no es una opción. Hoy, la dificultad para las compañías radica precisamente en ser capaces de crecer, pero no es válida la vía de hacerlo repitiendo patrones preestablecidos, porque lo que hoy funciona, es posible que mañana deje de hacerlo, la velocidad de cambio y de transformación es de vértigo.

Transformación organizacional

Superar ese reto requiere un proceso de transformación de cierta envergadura. Las organizaciones necesitan impulsar su rendimiento de forma continua y ello supone un profundo proceso de transformación. Desde hace años, diversas teorías han abordado el modo en que las organizaciones deberían transformarse para conseguir sus objetivos. Una de las teorías más potentes es, sin duda, la del profesor Gareth Morgan de la York Universityde Toronto, que en 1986 publicó “ImagesoftheOrganization”, en el cual exponía el cambio de la organización como «máquina» a la organización como «organismo vivo». La idea del profesor Morgan es clara, se va acabando la época de las organizaciones funcionando como máquinas, con estructuras muy jerárquicas, con jerarquías que funcionan top-down, con instrucciones muy detalladas y con los departamentos trabajando como auténticos ‘silos’ aislados unos de otros. Un entorno cambiante como el actual precisa otro tipo de organización, más flexible y capaz de adaptarse a lo que va aconteciendo. Así, la organización como organismo vivo que propugna funciona bajo otros parámetros: equipos ágiles que incluyen a personas de distintas áreas, que trabajan por proyectos, siempre más cerca del cliente, focalizados en la acción, preparados para aplicar cambios rápidos y con un liderazgo ágil, capaz de sacar lo mejor de cada persona.

¿Qué supone esta transformación? Pues implica incorporar nuevas formas de trabajar, que permitan desarrollar equipos con pensamiento compartido, con alta capacidad de aprendizaje y con ciclos de decisión rápidos, que conducen a acelerar el rendimiento. Todo ello requiere de un liderazgo innovador y de un cambio de las organizaciones burocráticas a las organizaciones flexibles, con la correspondiente transformación de los departamentos «silos» -compartimentos estancos, que buscan la eficiencia aisladamente- a equipos interdisciplinares, colaborativos y ágiles.

La agilidad no es simplemente una metodología

Convertir las organizaciones en ágiles no es sencillo, y no se trata simplemente de ofrecer nuevas herramientas de trabajo a las personas. Sin duda, ese es uno de los pasos necesarios: conocer y aplicar metodologías ágiles. Pero no podemos quedarnos solo en las herramientas, que constituyen la parte más variable en un proceso de transformación, sino que es necesario seguir el recorrido en la transformación hacia las partes más permanentes, es decir, desarrollar un conjunto de prácticas en la organización que conduzcan a los valores deseados y, por tanto, el recorrido es más profundo y precisa superar muchas resistencias que va a encontrar a su paso.

El modelo de Gareth Morgan es el mismo que sirve de base a McKinsey para exponer “Thefivetrademarksof agile organizations”, un planteamiento en el que muestran las cinco marcas que diferencian las organizaciones ágiles, y que son las siguientes:

1.- Estrategia: es necesario tener un propósito compartido en la organización y la visión de hacia dónde avanza. Las organizaciones ágiles comparten esa visión y es la que guía sus acciones.

2.- Estructura: caminar hacia un conjunto de equipos empoderados. Se trata de conseguir equipos multidisciplinares que trabajan de forma autónoma, lo cual lleva a estructuras más planas y equipos con los roles muy claros y muy dirigidos a objetivos.

3.- Procesos: decisiones rápidas y ciclos de aprendizaje eficientes. Trabajar con iteraciones y experimentaciones rápidas para contrastar qué es lo que funciona y qué es lo que no. Todo ello requiere siempre de transparencia en la información

4.- Personas: personas dinámicas y con pasión por lo que hacen. Las personas se encuentran en el centro de la transformación y son el motor básico para conseguirla. Las organizaciones ágiles caminan hacia modelos de intraemprendimiento.

5.- Tecnología: y, por supuesto, resulta imprescindible estar siempre al día de la siguiente innovación tecnológica. Para muchas organizaciones, un “replanteamiento del modelo organizativo requiere un también de un replanteamiento de las tecnologías subyacentes”, para impulsar la transformación con un importante soporte tecnológico.

Alrededor de estas cinco marcas diferenciales, se desarrolla el detalle de las prácticas de las organizaciones ágiles, que constituyen el siguiente paso en el camino de transformación.

El entorno está empujando a las organizaciones hacia un modelo más ágil, que equilibre estabilidad y dinamismo, para aprovechar las oportunidades que surgen. Algunas corporaciones ya han nacido ágiles, pero otras se van transformando a través del uso de herramientas ágiles, y también a través de potenciar aquellas habilidades que resultan necesarias en este nuevo entorno, de impulsar nuevas prácticas en las áreas de la organización donde pueden generar más valor. De este modo, buscanavanzar hacia una organización más flexible y ágil, para mejorar su rendimiento y encontrar fórmulas que conduzcan a la innovación.Sabemos que el crecimiento sin innovación es poco sostenible a medio o largo plazo. Como comentaba en mi último artículo, el cambio duele, pero el no cambio mata.