El cuerpo humano, y con él su psique, necesita volver a un estado de reposo periódicamente.Al igual que un coche tiene que pasar una serie de revisiones y a las máquinas de una industria se les realiza el correspondiente mantenimiento preventivo, las personas debemos disponer de periodos de descanso si no queremos degradarnos poco a poco primero y, con mayor rapidez después física, psicológica y cognitivamente.
Las ventajas de esta desconexión son numerosas: las ideas se tornan más frescas, la productividad al regreso crece, las relaciones pueden atemperarse en caso de acabar tensas durante el periodo de trabajo… Las vacaciones son un excelente periodo para reflexionary acabar de ver las cosas desde otras ópticas, más positivas, menos tóxicas y complejas.
Tanto el cuerpo como la mente suelen avisar de su necesidad de reponer energías, así que cuando notamos el cansancio extremo puede ser un buen momento para hacer un alto en el camino.Una semana es el periodo mínimo exigido, sin embargo, lo recomendable son dos semanas por lo menos, porque los primeros días sirven de transición para lograr desconectar mentalmente de las preocupaciones y el estrés acumulado durante el año.
Aunque no existen recetas mágicas, no es bueno el “café para todos”.Hay personas que son partidarias de descansar los máximos días de golpe y quien preferirá tomarlas vacaciones en pequeñas dosis.El secreto está en uno mismo y en su capacidad de desconexión.
Existen también personas a las que no les gusta desconectar laboralmente, bien por la pasión que sienten por su profesión o bien por el puesto que ocupan.Y también hay algunos que no descansan porque ello les produce sentimientos de culpa, un estado de angustia producido por creencias muy arraigadas. Pues bien, absolutamente todas las personas necesitan un descanso, en caso contrario estoles acabará pasando factura en forma de patologías físicas y psicológicas.El reseteado es imprescindible.
¿Cómo prepararnos en el trabajo para las vacaciones? Procrastinar es el peor de los errores, ya que impedirá la desconexión efectiva y será un factor generador de angustia. Es muy importante dejar los asuntos laborales realizados, delegados en otras personas o cerrados directamente.De esta forma sentiremos una gran liberación, sin embargo, la desconexión absoluta es imposible, siempre queda en el repositorio cerebral un pedacito del mismo que está receptivo y que muchas veces se convierte en algo extremadamente positivo.
A veces, durante los días de descanso, repentinamente pueden aparecer soluciones a aspectos que quedaron sin resolver. Se trata de un factor ampliamente estudiado: la creatividad desde el descanso. Lo mejor en esos casos es tomar cuatro notas y dejarlo para después del verano.Distintos estudios han confirmado que las mejores ideas aparecen cuando el cerebro no está tan pendiente de la resolución del problema. Es cuando aparecen las “ideas de ducha”, aquellas que surgen en el momento más impensado.
Todos estos beneficios no son solo para el trabajador sino también para las empresas, que encontrarán a la vuelta del verano ideas frescas, un aumento y mejora de la productividad ytrabajadores renovados y dispuestos a asumir nuevos retos.Si esto no se produce, es decir, si aparece el llamado síndrome posvacacional, es síntoma de que algo no funciona en la faceta profesional de la persona. Habrá que preguntarse qué es lo que le causa la tristeza, qué hace que no esté a gusto. Quizá sea el momento de plantearse un cambio, explorar otros horizontes.
A trabajadores más felices y realizados, mayor productividad y eficiencia.Algo que podría parecer naif y que ha llevado, por ejemplo, a la Universidad de Harvard (conocida por su empirismo y seriedad), a la creación de una cátedra de la felicidad dirigida por Tal Ben Shahar.
En mi experiencia profesional he podido contrastar la forma en que ambientes retadores, exigentes y también amables, actúan de correas de transmisión para el bienestar de los trabajadores y, cómo esto impacta directamente en sus cuentas de resultados con un incremento notable de los beneficios.
Del mismo modo, he podido contrastar cómo los ambientes tóxicos resultan perjudiciales para la eficiencia, la productividad y obviamente, la innovación, lastrando los resultados en los balances corporativos a la vez que dificultan la atracción del talento y provocan la huida del mismo.
¿Qué tiene esto que ver con las vacaciones y el descanso? Me atrevería a decir que todo, puesto que el cansancio y el estrés son factores directamente coadyuvantes de un ambiente tóxico y perjudicial para toda la organización.No nos engañemos, el trabajador necesita descanso, algo que beneficia a la compañía y al resto de la sociedad.
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