Al largo de las últimas décadas surgió en el mercado una serie de programas sobre gestión empresarial, presentados como estratégias de negocios capaces de revolucionar el proceso gerencial. Entre los que emergieron, unos continúan hasta hoy en la cresta de la onda, otros sumergieron, tragados por la mesmice. El Seis Sigma, que mide (estadisticamente) la capacidad del proceso en trabajar sin fallos, está disfrutando de grande destaque entre empresas que recogen la excelencia. Sigma es la décima octava letra del alfabeto griego, correspondiente a nuestro S. Como limite de especificación, parte de la clase Un Sigma, que presenta 697.700 defectos por millón y alcanza el Seis Sigma con sólo 3,4 fallos por millón, o sea, un 99,99966% de perfección. Un auténtico ADN.
Entre los especialistas del segmento, encontramos unos que entienden que finalmente surgió algo innovador, otros no tienen miedo em afirmar que se trata de una película que ya termina. Polémica a la parte se nota que todas estrategias gerenciales tienen los mismos objetivos: eliminar los fallos, mejorar la calidad, reducir costes,aumentar la productividad,satisfacer los clientes y elevar la lucratividad. La diferencia puede estar en la metodologia.La propia implementación de las estrategias de negócios concluye una semejanza muy grande: compromiso de la alta administración para optimizar recursos y cambiar el propio comportamiento, formación de un equipo de gestores que irá a elaborar las normas de procedimientos y el calendario de actitvidades, capacitación de todos los operarios, identificación de oportunidades, criterios para evaluación de resultados y la creación de un sistema de incentivos motivacionales.
Creyendo en la eficacia del programa, deberíamos aprovechar la misma metodologia (estadistica) para implementar el “Seis Sigma Emocional”. Vamos a erradicar las “estiradas de alfombras”, la vanidad las injusticias, el no respeto profesional, la envidia, las intrigas, el prejuicio, la mentira, la arrogancia y la discriminación. Debemos, también, eliminar al constreñimiento moral, los chismes, los asedios sexuales, las amenazas, la traición el revanchismo y la hipocresia. Podemos, aún, proscribir las dimisiones humillantes de operarios que trabajaron por décadas en la empresa y son dimitidos por carta, llamadas y por otras formas denigrantes. Los sentimientos negativos tienen estado en la raiz de las causas de desvio de carreras prometedoras, suspensión de pagos de empresas y caída de gobiernos como por ejemplo, el entonces poderoso Império Romano – el más célebre de la historia de la humanidad.
Finalmente, ¿en qué clase de Sigma Emocional estará la mayoria de las empresas? La falta de lealtad provoca un clima de incertidumbres, llevando parte de las personas la diferentes grados de desequilíbrio emocional. “ En los paises industrializados, una en cada grupo de cuatro personas (un 25%) sufre perturbaciones psíquicas durante su vida de trabajo. Estudio publicado por lo OIT (Organización Internacional del Trabajo), considera que los distúrbios emocionales se deviene al “stress” en el trabajo. Estos distúrbios varian de grave ansiedad y depresión hasta enfermedad mental crônica. Serian causas del “stress” supervisión muy constante, el barullo excesivo, situaciones peligrosas y uma actitud impersonal de los supervisores frente a los trabajadores” El más grave es que esa publicación fecha de 1987. Una investigación realizada en 1998 en Estados Unidos, con 305 ejecutivos de recursos humanos, reveló que las faltas por estrés casi que se nivelan con las provocadas por enfermedades físicas.
Considerando que los últimos años ha habido mayor crecimiento de la competencia, amenaza de desempleo, pérdida del poder adquisitivo de la clase trabajadora y presión para aumento de la productividad, podemos concluir que la implementación, a coste cero, del “Seis Sigma Emocional” puede rescatar el orgullo y el pracer de trabajar en una organización.
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