Ya hace un año… ¿te acuerdas? Regresabas a tu puesto pensando en el largo año que tenías por delante, en qué rápido había pasado todo… Pero, las vaciones de verano ¡ya han vuelto! Y esto es una gran noticia… ¿o no?
¿Qué entendemos por vacaciones? Cuando hablamos de vacaciones no solo cabe tener en cuenta el periodo vacacional propiamente dicho. Debemos tener en cuenta los momentos previos, así como los posteriores. Porque, si llevamos esperando este momento todo el año, ¿qué hace que sintamos este estrés? ¿Por qué nos sentimos nerviosos, inseguros e incluso incómodos ante su llegada? Precisamente por la ausencia de adaptación al cambio. La inexistencia de un marco de tiempo necesario para relajarnos y pasar de 100 a 0 o viceversa, de cambiar totalmente de entorno y de nuestra rutina.
Una vez metidos en faena, por si no fuera poco, durante las vacaciones realizamos un exceso de actividades que implican una dificultad a la hora de conseguir el objetivo principal: el descanso. Además, podemos sufrir una frustración añadida por no haber hecho todo lo propuesto y los planes diseñados cuando comenzamos. Debemos disminuir las revoluciones y vivir más lentamente.
La convivencia a full time con la familia tampoco pone las cosas más fáciles. La inexistencia de momentos individuales y la necesidad de acoplar varios ritmos diferentes, pueden complicar aún más si cabe nuestro maravilloso mes de descanso…
¿Y…qué pasa cuando se acaban? Cuando quizás estemos hechos durante las vacaciones a otro ritmo contario al resto del año… ¡toca volver al trabajo! Y de nuevo a esperar otro año más para las vacaciones. Los días posteriores a la incorporación podemos notar alteración en el sueño y en la alimentación, cambios bruscos en las actividades (pasar de ir todos los días a la piscina a no ir ninguno por ejemplo, ni siquiera el fin de semana), etc.
¿Realmente es lo que se espera al regreso de los días de descanso? ¿Tantos meses esperando para esto?
¿Entonces, qué deberían ser realmente las vacaciones?
Empecemos por aclarar ideas: el entender el período vacacional como la salvación de una circunstancia insoportable, del agotamiento y estrés mantenidos a lo largo del año, nos impedirá, casi con toda seguridad, disfrutar de ese tiempo plenamente, llegando al día de la reincorporación sumamente deteriorados y tristes ya que añadimos una presión inmensa y una autoexigencia en nosotros mismos.
No se trata de un tiempo para resolver problemas y dificultades no resueltos a lo largo del año, ni existe el deber de ser permanentemente felices, realizar actividades extraordinarias, triunfar personal y socialmente, convertirnos en personas que nos somos… La “única” obligación que tenemos es la de descansar y conseguir relajarnos física y mentalmente, recuperando la energía y fuerza suficiente para afrontar eficazmente la actividad del día a día.
Además de ser un derecho, es algo que nos debemos a nosotros mismos con el objetivo de promover nuestro propio equilibrio emocional. Puede que hayamos pasado unos meses con mayor o menor equilibrio en el trabajo, pero ha llegado el momento de tomar las riendas. ¡Las vacaciones son maravillosas!
¿Qué nos puede ayudar para convertir nuestras vacaciones en lo que verdaderamente deberían ser? Desde PSYA te proponemos algunas pautas, algunos consejos que pueden venir bien para que tanto las vacaciones como la vuelta al trabajo no se conviertan en un motivo de estrés en lugar de un periodo en el que desconectar y olvidar por unos días de los problemas y los retos laborales:
-Distribuir las actividades de ocio y tiempo libre a lo largo de todo el año porque haciendo esto cambiamos automáticamente la definición de vacaciones. Éstas son la ausencia de trabajo y nada más. Teniendo además en cuenta los fines de semana o días libres del trabajador para poder aprovechar ese descanso todas las semanas del año. No dejes para mañana, lo que puedas hacer hoy. No aplaces actividades placenteras únicamente para el tiempo vacacional; también se pueden hacer fuera del horario de trabajo.
-No sobresaturar el periodo de vacaciones de actividades y de horarios rígidos que nos implique un estrés por un exceso de actividades pautadas.
-Céntrate en el aquí y ahora. No anticipes ni te recrees en el recuerdo angustiándote por el momento de la vuelta y por aquellas tareas que quedaron pendientes. Si tienes un trato fuera del trabajo con tus compañeros cuidad de no hablar de nada relacionado con el trabajo. Si es imprescindible por tu trabajo estar pendiente del correo o del móvil de empresa aprende a organizarte y no dejes que invada todo tu tiempo de ocio. Quizás puedas reservarte un momento del día para atender las llamadas o emails. Date tiempo tanto durante las vacaciones como en el periodo postvacacional a adaptarte al momento que te toca vivir. Mente y cuerpo necesitan encajar los nuevos ritmos de actividades y horarios.
-Concédete un espacio y un tiempo para ti mismo. Aprovecha para reflexionar y desconectar en algún momento de las personas que te acompañen.
Decía John Steinbeck “El arte del descanso es una parte del arte de trabajar “
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