Hoy, día Internacional de la Mujer, es una buena fecha para detenernos y analizar la situación de las mujeres en nuestro país, y más concretamente en el entorno laboral.
La Carta de las Naciones Unidas, firmada en 1945, fue el primer acuerdo internacional para afirmar el principio de igualdad entre hombres y mujeres y desde entonces, el papel de la mujer en la sociedad ha cambiado de forma drástica en las últimas décadas y ha adquirido mayor importancia en el mercado de trabajo.
Las mujeres hoy suponen el 51% de la población española, representan el 58,5% de los titulados universitarios y el 46,5% de la población activa.
Acorde con estas cifras en las que observamos el peso de las mujeres en la sociedad y en la universidad, deberíamos poder mostrar otras que reflejen su reconocimiento en el ámbito laboral.
Sin embargo, no podemos hacerlo. En este sentido, en España tenemos aún recorrido de mejora y aunque hemos avanzado, todavía quedan muchas acciones y cambios que afrontar para que podamos hablar realmente de paridad en el mercado de trabajo desde la perspectiva de género.
Si nos referimos a mujeres en puestos de responsabilidad, McKinsey, en su informe Womenmatter: a way forward forSpain, lo deja claro: las mujeres tienen una baja representación. En España solo representan el 19% de los consejos de administración y el 11% en los consejos ejecutivos, mientras que en la UE estos porcentajes son del 28% y 15% respectivamente.
Los beneficios de un mayor número de mujeres en estos cargos han sido cuantificados por McKinsey: el PIB español ganaría ocho puntos porcentuales en 2025 si la presencia de las mujeres en las compañías se situase en los niveles europeos.
En esta línea se dirige también el Informe Las mujeres en los consejos de las empresas cotizadas, elaborado por el IESE Business School y por el grupo de comunicación Atrevia. Mientras que en el Ibex las 35 compañías que componen el indicador cuentan con mujeres en sus órganos de decisión; en el mercado continuo, donde fluctúan otras 98 organizaciones, además de las del Ibex, 15 carecen de mujeres en estospuestos y 42 tienen solo una.
Estamos, por tanto, muy lejos de conseguir el objetivo del 40% de mujeres en los Consejos de administración que propuso la Comisión Europea para 2020.
Si bajamos de nivel y nos detenemos en el día a día de los hombres y mujeres que componen las organizaciones, las cifras tampoco son mejores. En 2016, la Inspección de Trabajo actuó 5.976 veces por asuntos de desigualdad de género.
Los planes de igualdad, definidos por la LO 3/2007 como el conjunto ordenado de medidas, tendentes a alcanzar en la empresa la igualdad de trato y de oportunidades y a eliminar la discriminación por razón de sexo, tampoco parecen funcionar. Siendo obligatorios para aquellas entidades de más de 250 profesionales, invierten en ellos más del 60% de las compañías, pero solo el 17% logran progresos según McKinsey.
Si ponemos el foco ahora en la remuneración del trabajo, nos encontramoscon la tan mencionada brecha salarial entre mujeres y hombres, donde en España no solo existe, sino que cada vez es mayor. Según el estudio Brecha salarial y techo de cristal del Sindicato de Técnicos del Ministerio de Hacienda (Gestha), de media, ellas ingresaron 4.745 euros menos que ellos, es decir, un 30% menos. Esto se debe, entre otros factores, a lo que comentábamos anteriormente: las mujeres ocupan menos cargos de responsabilidad, y, por tanto, mejor remunerados, que los hombres.
A medida que las mujeres trabajadoras son más mayores,la brecha salarial por ingresos crece, especialmenteentre los 26 y los 45 años, «coincidiendo con una etapa en la que muchas mujeres tienen todavía que pagar un peaje por la maternidad y el cuidado de los hijos», es lo que Gestha denomina «factura de la maternidad».
Por otro lado, la llamada cuarta revolución industrial que vivimos hace que el perfil más demandado, ahora y en adelante, sea de titulados STEM (Ciencias, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas). Según datos del Centro Europeo para el Desarrollo de la Formación Profesional, la necesidad de estos profesionales se incrementará Europa hasta 2020 en un 14%. Sin embargo, la OCDE ya ha alertado de los desequilibrios de género en las titulaciones universitarias y es que, sólo un 24% de los nuevos estudiantes de carreras científicas o ingeniería es mujer.
De continuar así estas cifras, España se podría encontrar con una bolsa de población femenina desempleada por la falta de correlación entre su formación y lo que demanda el mercado de trabajo. Afrontar esta situación es compleja porque donde los jóvenes se decantan por unos u otros estudios es en edades tempranas, en el colegio. La solución pasa porque todos, empresas, instituciones y familias combatan los estereotipos de género y se ponga mayor énfasis en el papel de la mujer en las carreras técnicas. Si no hacemos esto, nos podríamos llegar a encontrar, en un futuro más o menos cercano, con un retroceso del papel de la mujer en el mercado laboral.
Cada una de estas reflexiones precisaría un artículo en sí mismo, pero lo que está claro es que necesitamos mejorar. No podemos esperar las casi 7 décadas que estima Gestha para acabar con la brecha salarial, ni los 200 años que prevé Naciones Unidades para alcanzar la igualdad.
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