Estamos a las puertas del 2018 y la vorágine de la transformación digital hace que las hojas del calendario pasen cada vez más rápido. Todo cambia y el mundo laboral evoluciona a pasos de gigante, constituyendo un auténtico desafío para los que nos dedicamos a la gestión de Recursos Humanos. Nuestro principal reto es identificar y retener el talento, reconociendo a los nuevos perfiles profesionales, mimándolos y evolucionando con ellos y, claro está, debemos estar preparados para gestionar el futuro.
Quizás nos dé un poco de vértigo pensar que casi la mitad de las profesiones que hoy en día consideramos indispensables no existirán como tales en el plazo de 20 años y las que aparecerán casi nos parecen de ciencia ficción. En esta línea, un interesante estudio elaborado por el DaVinciInstitute de Estados Unidos ha elaborado una lista de más de 160 empleos inexistentes en la actualidad, pero que serán comunes en el horizonte del 2030. Mientras esperamos a trabajar con hackers del tiempo, cocineros 3D o arquitectos del sistema mundial, debemos darnos cuenta que el cambio ya se ha instalado en nuestro presente y vemos que muchos perfiles profesionales se orientan al sector TIC, con demanda creciente en el mercado laboral.
Buscamos analistas de datos, periodistas 3.0, técnicos en 3D, informáticos e ingenieros expertos en robótica, nuevos empleos que nacen al amparo de la tecnología, por lo profesionales de RRHH tenemos claro que la formación específica es clave. Necesitamos personas versátiles, creativas, en constante evolución y sin miedo a tomar las riendas de su carrera y, en este contexto, tenemos claro que dentro de las organizaciones se deberá promoverá la flexibilidad, transparencia y el empoderamiento de los empleados, que se podrán apoyar en todas las posibilidades que les ofrecen los avances tecnológicos.
La generaciónmillenial, y las que vendrán, tienen claro lo que quieren y además no temen al cambio, por lo que en las empresas deberemos aprender a mimarlos con condiciones personalizadas, inversión en formación e incentivos a largo plazo, para lograr el deseado engagementde estos nuevos perfiles profesionales, con la comunicación interna como herramienta clave.
Nosotros, como gestores de este cambio global en el mundo de los Recursos Humanos, debemos tener clara nuestra prioridad: la adquisición del talento 4.0 como motor de las compañías del futuro, dada la competencia creciente de profesionales para roles muy especializados en un contexto de escasez. Para ello, nos serviremos cada vez más de tecnologías de análisis y, sobre todo, datos, ese gran filón sobre el que se sustentarán la mayoría de nuestras actividades a corto-medio plazo. La disrupción tecnológica y la implantación del análisis predictivo será todo un desafío, con un uso creciente de nuevas herramientas para la gestión del talento y el Big Data como base de la toma de decisiones.
Y entre toda esa marea de variables que nos aportan los datos, buscaremos el factor diferencial humano, ese que nos haga decantarnos por un candidato concreto. Sin duda, el que se diferencie, ganará la partida en este mundo competitivo en constante evolución, porque, como dijo un día un emprendedor: “el mundo que viene todavía no tiene dueños”.
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