El otro día leí un interesante artículo sobre la adaptación que el mundo de los recursos humanos debía hacer a las nuevas tecnologías. Coincidió con la lectura de una sentencia del Tribunal Supremo que admitía como prueba para la dimisión de un trabajador los WhatsApp que éste le había remitido a su superior. Y pensé yo que los asesores jurídicos que nos dedicamos a asesorar las empresas debemos adaptar nuestros usos también a las nuevas tecnologías.
Hablando de WhatsApp cada vez es más corriente que los clientes nos manden PDFs con un mensaje en el que nos plantean dudas o consultas que hay que resolver o como forma de que nos llegue la demanda que les han notificado. De hecho hemos iniciado un tipo de asesoría en la que cotizamos por esas consultas “exprés” enviadas por correo electrónico, Telegram, WhatsApp y similares. La fórmula es eficaz (aunque un poco invasora de la intimidad del abogado) y nos estamos encontrando con una respuesta más que positiva al sistema, sobre todo por lo que de inmediatez tiene.
Ya no es extraño ver testimonios judiciales hechos por video conferencia (aunque los que salen en las noticias suelan ser de presos desde las cárceles), como tampoco lo es que las utilicemos con nuestros clientes para las “conference calls”, dotando así de una imagen directa la siempre estrecha relación abogado-cliente.
Que decir de las obligaciones tecnológicas que nos ha impuesto LexNet, tecnificando todo trámite procesal y consiguiendo (desgraciadamente no todas las veces) que se puedan recibir casi instantáneamente los papeles judiciales cuando estos se dictan.
Le he pedido a un amigo que se dedica a eso, si se puede hacer un programa de realidad virtual para simular la sala de un juicio, con su público, su parte contraria, el fiscal y el juez para que los que se inician en la práctica de la abogacía cuenten con un instrumento de práctica. Parece que es factible y que a mi amigo la idea le ha parecido bastante buena, hasta el punto de estar trabajando en su desarrollo.
La verdad es que son cosas que parecen de la película “El juez Dredd” pero, evitando el llegar a una “justicia por sus manos”, sin duda van a ser el futuro más que cercano.
Aunque, como Sylvester Stallone nos convierta en “Ciberabogados”, en cuyo caso y cuando me jubile, me pido decir eso de: “Yo he visto cosas que vosotros no creeríais. Atacar naves en llamas más allá de Orión. He visto Rayos-C brillar en la oscuridad cerca de la puerta de Tannhäuser. Todos esos momentos se perderán en el tiempo… como lágrimas en la lluvia. Es hora de acabar…”
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