Las enfermedades del corazón y los accidentes cardiovasculares constituyen la primera causa de fallecimiento en nuestro país. Por ello es fundamental la prevención precoz de su aparición y el control posterior.
En este sentido, junto a las revisiones médicas habituales y los programas de prevención de las administraciones públicas, los exámenes de salud laboral realizados a los trabajadores están destinados a ser una herramienta fundamental dado que permiten valorar la mayoría de factores de riesgo cardiovascular como son el sedentarismo, la obesidad, la hipertensión arterial, el colesterol y la diabetes. Por encima de las consideraciones referentes a buscar relaciones entre una patología de este tipo y la actividad laboral desarrollada por el trabajador, este tipo de procedimientos permiten obtener un mapa bastante exacto de la salud cardiovascular del trabajador.
Las principales entidades que dedican su trabajo a la prevención y la información en este ámbito, destacan cada vez más, la importancia del entorno laboral en el cuidado de los riesgos cardiovasculares. La Fundación Española del Corazón promueve el Programa de Empresas Cardiosaludables que parte de un diagnóstico general del riesgo de los trabajadores y señala una serie de actuaciones a través de un comité de expertos. Por su parte, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) considera el lugar de trabajo como un entorno idóneo para influir de manera directa en el bienestar físico, mental y social de los trabajadores.
Por todo ello, hoy en día, todo examen de salud laboral debe conceder un espacio fundamental a la salud cardiovascular del trabajador, valorando de forma precisa y rigurosa elementos como su nivel de actividad física, la toma de tensión arterial sistólica y diastólica y los baremos de colesterol y glucemia que ofrecen las analíticas. En los más de 180.000 exámenes de salud realizados en Valora Prevención se han detectado a 13.275 trabajadores y trabajadoras con un riesgo cardiovascular elevado, lo que supone el 8,4% de los hombres y el 5,2% de las mujeres de la población activa analizada.
La puesta en común de los diversos parámetros, junto a factores como la edad y el sexo, nos permite determinar el riesgo cardiovascular mediante un porcentaje. Si éste se sitúa por encima del 8% en el caso de las mujeres y es superior al 16% en el caso de los hombres, nos encontramos ante una situación de alerta que debe conducirnos necesariamente a establecer prioridades en el control de los factores de riesgo.
A partir de ahí, además de las recomendaciones generales referidas a la práctica diaria de actividades físicas – como es, por ejemplo, caminar 30 minutos diarios – la revisión del peso, el control arterial y, en su caso, el abandono de malos hábitos como el tabaco, es conveniente ofrecer recomendaciones dietéticas específicas. Este tipo de actividades, consideradas generalmente como muy comunes, no lo son tanto. En los exámenes de salud realizados se ha detectado que el 57% de los hombres y el 61% de las mujeres llevan a cabo una actividad física menor de la recomendada o directamente no realizan ninguna.
Por supuesto, es fundamental derivar al médico de atención primaria aquellos casos en los que se detecte una presencia significativa de factores de riesgo y se pueda recomendar medicación o tratamientos más específicos.
En estas fechas, en los que se celebra el Día Mundial del Corazón, conviene mantener un cuidado constante y permanente a través de las revisiones médicas de los centros de salud y tener en cuenta las recomendaciones y programas lanzados a través de las campañas de las administraciones públicas. Pero tampoco conviene olvidar que los exámenes de salud laboral nos ofrecen resultados que pueden ser indicadores tempranos de problemas, por lo que pueden ser fundamentales a la hora de controlar estos riesgos.
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