En todos estos años de trabajo en múltiples proyectos de desarrollo de talento directivo, hemos convivido con enfoques muy dispares en los programas corporativos de nuestros clientes. Al final, si tratamos de aterrizar el aprendizaje adquirido en todo este tiempo, la conclusión es que, en proyectos de desarrollo profesional ‘one to one’, todo se asienta sobre dos procesos fundamentales: Proceso de valoración y Proceso de crecimiento. La clave es empezar por analizar con criterio la realidad para emprender, después, el verdadero camino del crecimiento profesional.
Proceso de valoración: Analizar el contexto y el modo en que actúa
El programa comienza reconsiderando tres grandes bloques de análisis: El entorno (ecosistema profesional), el marco mental (esquema de pensamiento de la persona) y los Hábitos (comportamientos repetidos). En este primer paso, la reflexión comienza en la interrelación de los tres elementos:
Entorno – Marco mental: El modo en que el profesional entiende su realidad. Es una autoevaluación guiada de su perfil profesional en su entorno de trabajo. Un diagnóstico de motivaciones y talento del profesional para hacer frente al entorno.
Marco mental – Hábitos: Se trata aquí de que el profesional comparta cómo su mentalidad determina sus comportamientos más habituales. Cómo vive su realidad y cuál es el impacto de su conducta profesional.
Hábitos – Entorno: Se analizan aquí las herramientas que está utilizando en las situaciones críticas más habituales en el día a día profesional y qué resultados está obteniendo con ellas.
Este esquema de tres elementos (entorno, marco mental, hábitos) aporta criterio a la valoración. El siguiente paso es la búsqueda del crecimiento.
Proceso de crecimiento: Compartir el diagnóstico y la línea de actuación
Esta fase de intervención para el crecimiento de la persona, se divide en tres fases muy concretas que acaban por completar un proceso eficaz de crecimiento:
1. Feedback de valoración: El primer paso para crecer es compartir las observaciones recogidas en la valoración anterior para que el profesional reciba información sobre su perfil profesional y su realidad.
2. Hoja de ruta: Es el siguiente paso lógico: De la situación descrita se derivan una serie de retos, de comportamientos adecuados y herramientas eficaces para afrontar con éxito esas situaciones.
3. Herramientas eficaces: El paso definitivo es apoyar al profesional para afrontar esa hoja de ruta: Entrenamiento con herramientas y comportamientos concretos con el fin de aportar soluciones específicas a situaciones reales.
Las dos partes del modelo de intervención ‘Learning Challenge’ (Valoración y Crecimiento) con sus respectivos procesos, pretenden concretar el plan de crecimiento profesional y hacer más tangible la manera de que la persona reconsidere y se responsabilice de su propio futuro profesional.
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