“La luz de la verdad es hija del asombro no de la razón.
Hemos de recuperar nuestra capacidad de asombro”
Todos tenemos nuestras sombras, algunas son manifiestas y otras están inmersas en nuestra parte ciega, en aquella que no vemos, pero que no por no verla no existe.
Nuestras sombras están en nuestro inconsciente, nos limitan y nos potencian, y a veces las proyectamos sobre los demás.
C.G. Jung designó cómo ” Sombra” a todos los aspectos ocultos o inconscientes de uno mismo, tanto positivos como negativos, que el ego ha reprimido o nunca ha reconocido.
Por ello nos podemos definir como sombras asociadas a un cuerpo, nuestras sombras nos pueden servir si somos capaces de conocerlas y gestionarlas.
Una forma de conocerlas es buscar un acompañante que nos las muestre, que sea capaz de enseñárnosla como si fuera un espejo y ayudarnos a que seamos capaces de reconocerlas y trabajarlas para eliminar aquellas que nos limitan y fomentar aquellas que nos potencian.
La mayoría de las veces estamos tan familiarizados con ellas que las hemos convertido en nuestra manera de ser y somos incapaces de identificarlas como nuestra manera de hacer.
La figura del acompañante debe estar enfocada a ayudarnos a reconocer que no somos nosotros sino nuestra sombra la que refleja nuestra realidad y en consecuencia nuestro hacer y por ende nuestros resultados.
El acompañante tiene como función principal el facilitarnos y mostrarnos que si somos capaces de ver nuestras sombras somos capaces de recuperar nuestra capacidad de asombrarnos, somos únicos y como tales somos extraordinarios, somos capaces de descubrir nuevas realidades que nos pueden ayudar a vencer las “sombras oscuras” .
El entrar en nuestra sombras supone ser capaces de realizar un esfuerzo para navegar por ellas cuando conseguimos descubrirlas y vemos los beneficios de trabajar con ellas para destronarlas o encumbralas es cuando vemos que podemos ampliar los límites de nuestras capacidades.
Cada día es más reconocido por las empresas la figura de “shadowing”, que no es otra cosa que poner a disposición de la persona un acompañante o también llamado facilitador, para que sea la proyección de nuestras sombras y a través de herramientas como el coaching y el feed back, entre otras, sea capaz de devolvernos nuestras sombras y así una vez que esta se hacen visibles para nosotros entonces hemos dado el primer paso para poder trabajar con ellas.
Anímate, asómbrate, se capaz de ver tus sombra, apagar las que no brillan y encender las que más iluminan.
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