El 1 de enero de 2016 había 2.305.030 españoles viviendo en el extranjero, según el INE. La cifra real es mayor, porque solo se contabilizan los inscritos en los consulados. La mayoría de estos emigrantes se han ido de España por dos motivos: para buscar un trabajo que no encuentran aquí o porque su empresa les ha trasladado a otro país.
En general, a los españoles que residen temporalmente en el extranjero (los llamados «expatriados») les va bien: el 71 % está satisfecho y solo el 5 % regresa antes de lo previsto, según un estudio de InterNations de 2014. Sin embargo, el 86 % de los expatriados desea volver algún día a España. Esta situación es positiva por varias razones: permite revertir la «fuga de cerebros» y recuperar talento; enriquece nuestro mercado laboral con experiencia internacional, y compensa el bajo nivel de idiomas de los españoles.
Se estima que alrededor de 25.000 expatriados regresan a España cada año. Sin embargo, tanto los que emigraron para buscar trabajo como aquellos que fueron desplazados por su empresa afrontan problemas similares al volver, que se agravan cuanto más tiempo han estado fuera.
Desde el punto de vista personal, sienten desarraigo al haber perdido el contacto con los familiares y amigos, además de un «shock» emocional por los cambios en el barrio, ciudad, país, etc. durante su ausencia, que contrasta con su recuerdo idealizado. En el ámbito profesional, a menudo volver a España significa percibir una retribución menor y tener que adaptarse a un nuevo trabajo en el que no siempre se sienten valorados ni pueden aplicar las habilidades aprendidas. Por esa razón, no sorprende que el 77 % de los repatriados esté insatisfecho con su vuelta a casa según la Fundació Factor Humà.
¿Cómo evitar los problemas de adaptación que sufren los expatriados cuando vuelven a España? Desde el punto de vista de estos profesionales, durante su estancia en el extranjero es recomendable mantener el contacto y viajar a casa regularmente. En caso de que la vuelta no sea posible con su empresa, y teniendo en cuenta que el proceso de retorno puede alargarse durante varios meses, conviene anticiparse y poner en marcha la búsqueda de un nuevo proyecto por medio de contactos profesionales y empresas de headhunting lo antes posible, destacando la etapa internacional como un valor añadido.
Si no es posible encontrar un trabajo adecuado antes de regresar, entonces conviene informarse de la posibilidad de cobrar el subsidio de desempleo al volver a España, así como las ayudas que existen para emigrantes retornados. Es un buen momento también para plantearse un cambio de orientación profesional, como -por ejemplo- montar un negocio. En cualquier caso, conviene tener claro que la vuelta no será fácil y readaptarse al país requiere un poco de tiempo. ¡No hay que tirar la toalla los primeros meses!
En cuanto a las empresas que han desplazado trabajadores al extranjero o contratan a profesionales que han estado trabajando fuera, actualmente, solo el 18 % dispone de una estrategia definida para facilitar su retorno. Esta estrategia debería empezar por mantener un nivel de comunicación fluido con el expatriado mientras está fuera; ofrecer apoyo para buscar vivienda, escuela para los hijos, trabajo para la pareja, etc.; y asignar a un mentor en la empresa que guíe al profesional en su readaptación. Respecto a las condiciones laborales, conviene negociarlas antes de que el expatriado retorne a España y tener presente que estos profesionales valoran sobre todo la estabilidad del empleo.
También ayuda hacer un esfuerzo para ofrecer condiciones atractivas, ya que –según IESE- el 20 % de los directivos repatriados deja la empresa en dos años, a menudo para irse a la competencia. Por último, también es preciso tener en cuenta a los empleados locales para no dar la sensación de que se privilegia al compañero que acaba de llegar de fuera.
La expatriación ha sido una consecuencia de la peor crisis económica que ha sufrido España en los últimos años. Sin embargo, a medida que la situación económica mejora, la repatriación puede ser una oportunidad para recuperar un talento enriquecido con su experiencia internacional y el aprendizaje de idiomas. Además, las empresas deberían aprovechar el retorno de estos profesionales para impulsar los cambios necesarios en la cultura laboral española, por ejemplo, en aspectos como la movilidad o la conciliación.
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