Decía el ‘gurú’ empresarial Jack Welch que “todos los negocios se reducen a tres palabras: gente, producto y beneficios, pero a menos que tengas un buen equipo, no tienes mucho que hacer con las otras dos”. El talento y la formación se revelan, por lo tanto, claves en el mundo empresarial y en su defensa jugamos un papel fundamental los que nos dedicamos a los Recursos Humanos, que trabajamos por y para las personas.
Tenemos ante nosotros un futuro muy prometedor y volvemos a competir por el talento, no en vano su gestión es el segundo objetivo más importante estos años para los expertos en RRHH de más de 100 organizaciones en todo el mundo, según los datos del estudio ‘Odisea 2017’. Pero, ¿qué buscamos? Debemos atender a los diferentes perfiles de manera individualizada, según las necesidades de cada organización, pero también debemos adaptarnos a los nuevos profesionales, que buscan una formación variada, intensa y de corta duración.
Hablamos, si se me permite la expresión, de una revolución en la gestión de los RRHH en la que jugamos un papel fundamental como ‘puente’ entre lo que se estudia en las universidades y lo que demandan las empresas, para orientar y en definitiva, formar. Nosotros entendemos este concepto como integral, un proceso intrínseco en el desarrollo de negocio de las empresas, y nos encargamos de reforzar la cultura de la formación, siendo el asesoramiento a las organizaciones un factor clave. Estas, sin duda, deben beneficiarse de los recientes cambios legislativos en materia formativa y elegir un plan a la medida de las necesidades de la compañía y sus trabajadores, diseñado por expertos en la materia.
Cualquier empresa, ya sea de gran tamaño o una pyme, debe definir cuáles son sus necesidades formativas en función de unos objetivos estratégicos, para conseguir empleados que puedan aportar valor y competitividad. Y debemos entender que la época de estandarizar este proceso se ha acabado, por lo que debemos atender a los diferentes perfiles y necesidades de la organización y los profesionales.
En definitiva, la formación de los trabajadores debe tener un sentido estratégico e integrarse dentro del proceso productivo. Ya sea un curso de idiomas, estrategias de comercio internacional, avances tecnológicos… y de manera presencial u online, el proceso de formación y el capital humano son las claves de toda organización. No lo olvidemos.
“La educación no cambia el mundo, cambia a las personas que van a cambiar el mundo” Paulo Freire.
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