El impacto de las nuevas tecnologías ha modificado la forma en la que las empresas se enfrentan a muchos retos, la mayoría de ellos nuevos y propiciados por el propio cambio. En el caso de los RRHH hemos visto también como la transformación digital se ha abierto paso y ha dado lugar a nuevas prácticas y técnicas de reclutamiento y gestión de personas.
Los nuevos retos no pasan desapercibidos, pero no todos se adaptan a ellos con la misma facilidad y rapidez. La mentalidad que permite avanzar a las empresas en las circunstancias del mercado actual es aquella que no se cierra ninguna puerta; la que abraza la revolución digital y la ve como una ventaja competitiva en vez de temerla. En este campo, el papel de los RRHH está cobrando más importancia que nunca. Estos profesionales se encargan y se encargarán de administrar y gestionar el cambio; son los impulsores de la transformación digital en las empresas, responsables de entender las nuevas formas de trabajar y adoptarlas, así como fomentar una visión de futuro entre las personas integrantes en cada compañía.
Los cambios marcarán un antes y un después en la manera de trabajar y en el rol que los RRHH tendrán en las empresas. Entre los retos destacan la adopción de nuevas técnicas de contratación, el papel cada vez más importante de los empleados o la gestión de datos. Pero entremos en más detalle:
La competitividad de las empresas se verá marcada por su capacidad de adoptar tres características; la innovación, la transparencia y la conectividad. Como decíamos, la innovación ha de ser parte esencial del progreso, aprender a cambiar y readaptar la cultura y los procesos a los nuevos entornos digitales. Por otra parte, las empresas deberán adoptar estilos de liderazgo más abiertos y colaborativos en los que los empleados tengan más poder y los clientes e inversores estén más integrados en el proceso. Si una empresa no empieza a ser transparente no se confiará en ella, ya que cada vez es más fácil acercar la realidad de las compañías a todos los interesados en ella gracias a los entornos digitales; quien no haga uso de ello será porque no quiere. Por último, la conectividad estará presente en todos los procesos, de la misma manera que la sociedad está conectada, también lo ha de estar la empresa.
Los RRHH afrontarán la responsabilidad de tomar las medidas necesarias para adoptar estos cambios. No solo van a necesitar incorporar perfiles especializados en el ámbito digital, sino que también es preferible que las empresas apuesten por la formación de sus empleados para que su adaptación a las nuevas herramientas sea lo más rápida y completa posible. La tecnología será también aquí un acelerador del cambio, aportando nuevos formatos de aprendizaje y nuevos entornos de formación, como las plataformas de e-learning, los digital training o las digital academies.
Otra incorporación al mundo empresarial será la de las redes sociales corporativas; redes internas creadas especialmente para los empleados. La creación de estos entornos privados es compleja y en muchos casos las empresas tenderán a contratar plataformas externas que les ofrezcan un software y servicios acordes a sus necesidades. En cualquier caso, la incorporación de estas redes suponen un reto tecnológico para la organización del trabajo que los RRHH deberán gestionar.
Atraer y retener talento es otro de los retos: cada vez hay más relación entre los compromisos de los empleados y los resultados de la empresa. Las gestiones que se vayan implementando irán dirigidas a conocer mejor a los empleados; sus perfiles personales y laborales, así como atraerles fácilmente para agilizar el proceso de contratación. El acceso a las redes sociales ya ha marcado un antes y un después en los métodos de contratación; por ejemplo, por los tweets que publica una persona podemos saber sus orientaciones ideológicas o políticas. Sin embargo, la gestión de las plataformas de empleo presentes en Internet ha de mejorar mucho. El candidato es un usuario digital y espera formas de relación, comunicación y selección adecuadas al entorno; quiere empresas que se adapten a sus necesidades y que se lo pongan fácil: chats, blogs, formularios sencillos e intuitivos, contacto directo con el equipo reclutador, etc. Otra parte importante recae en la retención del talento; está comprobado que el contenido compartido por los empleados consigue 8 veces más fidelidad y credibilidad que el contenido compartido por la propia marca y que las empresas activas en entornos digitales tienen mayores posibilidades de generar leads. Es por ello que los RRHH deberán trabajar en convertir a los empleados en embajadores de la marca en el mundo digital; ofreciéndoles un papel activo en las acciones de la compañía en Internet.
Por último, pero no menos importante, el Big Data impacta también en los RRHH. La acumulación de datos será un reto tanto como una ventaja. Por una parte hay que encontrar la mejor manera de almacenar y gestionar los datos de los empleados, y por la otra, esa información, una vez analizada, permite a las empresas predecir y adecuarse a los retos de negocio.
Los RRHH se convierten en un rol más transversal de lo que ha sido nunca; deberá adaptarse, gestionar e impulsar los cambios digitales y estructurales, siendo su principal foco de atención y acción las personas. Este perfil profesional se convierte así en uno de los más importantes y buscados en el proceso de transformación digital de las empresas. Se abre un nuevo campo a explorar en los RRHH y son necesarios nuevos conocimientos y formación para hacerle frente y abastecer la creciente demanda laboral en el sector.
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