Los Juegos Olímpicos nos dejan, entre otras lecciones, la certeza de que talento y entrenamiento, determinación y superación, técnica y táctica, tradición e innovación y grandiosidad y humildad son factores indispensables para una actuación exitosa. Armonizar esos fundamentos es la diferencia que hace la diferencia. La espectacular conquista de la medalla de oro por parte de la selección masculina de voleibol de Brasil, merece mucho más que un caluroso aplauso, es digna de una reflexión mayor, pues fue obtenida contra equipos de excelente calidad técnica.
Creado en 1895, en los Estados Unidos, por William G. Morgan, con el objetivo de incentivar la práctica de actividades físicas en gimnasios, el popular «deporte de red» comprende conceptos y fundamentos que pueden, y deben, ser incluidos en la gestión de empresas en la búsqueda de la mejora continua de la performance. La meta es victoria. No hay empate. Es ganar o perder, como en el mundo de los negocios. El atleta precisa tener una amplia visión del conjunto para poder realizar, rápidamente, los cambios determinados por el técnico, que cuenta con la colaboración de todos los integrantes del cuerpo técnico. Si acordamos que los movimientos realizados en conjunto por los jugadores de un equipo para superar a otros, son llamados tácticas, concluimos que se trata del deporte que usa con mayor intensidad ese principio de administración, área en la que Peter F. Drucker tiene la pole position.
Este deporte aplica, a lo largo de los partidos, un auténtico Control Estadístico de Proceso, recurso que el técnico utiliza para corregir errores de su equipo y para explotar los puntos débiles de los oponentes. La evaluación del desempeño individual, y colectivo, es instantáneo. Se deduce que las decisiones no son están meramente basadas en el talento, en la percepción, en la experiencia o en un capricho, sino más bien un principio en donde el insuperable Deming fue imbatible: la estadística. La comunicación, punto que todavía deja mucho que desear en gran parte de las empresas, tiene en los indicadores del voleibol un valor agregado que puede definir un punto, un partido o la conquista del oro olímpico. El principio esencial en este deporte es el espíritu de equipo que debe reinar entre los clientes y proveedores internos que tiene en el saludable ingeniero Kaoru Ishikawa a su más destacado representante.
Padre de los circuitos de control de calidad, que muchas empresas adaptaron para estas épocas que demandan calidad, grupos de trabajo y tantas otras denominaciones, las cuales se constituyen en el mayor estímulo motivacional de los empleados, pues sienten que la gestión solitaria está dando lugar a la gestión solidaria. La obtención de la mayoría de los tantos en el voleibol es el resultado de la logística de los tres pases, donde la solidaridad se hace presente. Una de las más fascinantes evidencias del voleibol es que cada punto es una decisión olímpica, una conmemoración, una motivación a pura adrenalina. Incluso el Código de Defensa del Consumidor es respetado en el voleibol, pues quien paga por asistir de 3 a 5 sets, va a apreciarlos con total intensidad, pues en esa modalidad no existe la famosa especulación, o retención de pelota para que el tiempo se agote y tampoco se puede realizar el freno lamentable de un piloto para que otro sea el vencedor.
Conocimiento compartido, disciplina, flexibilidad, rapidez de reflejos, superación, concentración, equilibrio emocional, armonía, capacidad de superar las condiciones adversas son algunos de los factores de aprendizaje colectivo, inclusivo con los adversarios. Con el decreciente número de niveles jerárquicos y la consecuente descentralización del proceso decisorio es de fundamental trascendencia entrenar (exhaustivamente) a todos los empleados, para que sepan tomar las decisiones correctas y, en el tiempo preciso.
Enriquecer la gestión de la empresa con la filosofía del voleibol significa agregar un valor muy especial en la incesante búsqueda de la satisfacción total de los cuatro protagonistas del mundo de los negocios: los accionistas, los empleados, los clientes y los proveedores.
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