Administrar recursos cuando abundan es fácil. Hacerlo cuando los recursos son bienes escasos y muy demandados no lo es tanto. En el ámbito de la gestión de personas y los RRHH, las compañías que quieren ser punteras pujan constantemente por atraer, acaparar y/o mantener su más preciado bien, que no se refleja en ningún balance corporativo: el talento de las personas que forman parte de ella. Hacerlo bien supone contar con una ventaja competitiva en su desempeño. Y con ese desiderátum trabajamos cada día en la agencia.
Alcanzar la excelencia en el trabajo entregado es el compromiso obligado de cualquier compañía del ámbito que sea. Pero la excelencia depende de las personas y de cómo estás se gestionan. Un talento pobre bien gestionado puede derivar en un buen producto, pero un talento bueno mal gestionado lleva siempre al fracaso, empezando por la desmotivación, la falta de orientación y el contagio al clima. Cualquier empresario o gestor de proyectos hoy es además, o debe ser, un gestor de talento. El liderazgo está directamente vinculado a esa gestión. Todos aspiramos a contar con el mejor talento y estamos en su continua búsqueda. De aquellas personas que mejor se adaptan a nuestros requerimientos, a la especialidad de nuestros productos y servicios, y cuyo potencial tenga en nosotros la sede para su máximo desarrollo. Porque en esa relación, que nace en simbiosis, ambas partes salen claramente beneficiadas. Profesional y empresa. Para beneficiar en primer término al cliente al que se está sirviendo.
Una vez dotados del atractivo suficiente para ‘cortejar’ a ese talento, retenerle se convierte en el siguiente reto. Recuerdo una entrevista a Mark Zuckerberg en la que , hablando de la gestión del talento de la compañía, decía que es “Un proceso de construcción de una cultura en el que las personas piensan en la misión de la empresa de la misma manera que la pienso yo”. Es ir alineados, remar en la misma dirección… Aunque tenemos la otra versión de Steve Jobs, que se fijaba no en sumar a la gente que piensa como él sino en sumar y dejar que piensen de forma diferente para desarrollar lo que mejor saben hacer. Para Jobs la excelencia estaba en sumar diversidad. Para Zuckerberg está en la continuidad. Aunque ambos tienen como centro el respeto a una cultura. Uno dice haz las cosas como las hago yo y el otro dice haz las cosas como sólo las puedes hacer tú pero sin olvidar cómo soy yo y que lo principal es nuestro cliente / consumidor. Mi foco en Tribal está más próximo a esta segunda vertiente. Sumar variedad y diversidad de talentos -10 nacionalidades diferentes in house y equipos satélite que está en India, USA o Siberia- y que bien coordinados generan armonía y diferencia en la entrega. Nuestro valor es la transformación digital con foco en el negocio y nuestro modo es gestionando talento multidisciplinar y diverso.
Hacer partícipes a los empleados, involucrarles en la empresa y promover su proactividad contribuyen a fortalecer el clima laboral y fomentar el sentimiento de pertenencia. La panacea de cualquier compañía y parte principal de su misión social como organización.
Es responsabilidad nuestra ser atractivas como empresas, también lo es seleccionar el buen talento, mantenerle y motivarle a seguir con nosotros. Y, sobre todo, es obligación nuestra tener bien aprendida la primera lección:
Cuando hablamos de Talento estamos hablando de personas, con experiencia, con formación, con cultura, con iniciativas… Son piedra angular sobre la que se sustenta una organización, desde la más modesta hasta la más grande. Su diversidad en el seno del equipo va en sintonía con la ambición de la propia empresa, que debe aspirar a encontrar en esa mezcla un valor y no un freno. Reconocer la diversidad y explotarla para un beneficio común nos hace más fuertes como empresas y, sobre todo, nos hace más ricas.
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