La gestión de la seguridad y la salud en el trabajo cobra cada vez mayor importancia en el mundo empresarial, mejorando las condiciones de los trabajadores y disminuyendo al máximo los accidentes en el entorno laboral.
Esto es debido a los cambios estructurales y sociales producidos en este ámbito y en la nueva forma de pensar de la sociedad. El hombre del siglo XXI se preocupa por el medio ambiente y por su salud, algo que hemos ido viendo a través de prohibiciones como fumar en lugares cerrados y en las empresas, con la creación de nuevos departamentos como el Recursos Humanos que se interesan también por el bienestar del trabajador, su capacitación, desempeño y desarrollo dando recomendaciones y pautas para su mejor integración profesional, y el departamento de Prevención de Riesgos Laborales que busca la salvaguarda del empleado por medio de medidas preventivas para evitar accidentes y otras relacionadas con la salud del propio trabajador como son las revisiones médicas, la instalación de botiquines, cursos de riesgos laborales, etc…
Todas estas medidas están consiguiendo reducir de forma drástica los accidentes. Pero sigue habiendo una gran olvidada que es la salud cardiovascular, teniendo en cuenta el alto grado de estrés que existe y la alta tasa de paradas cardíacas, más de 30.000 al año en nuestro país, hechos en parte relacionados.
Por suerte con los avances en tecnología e innovación se han creado equipos que revierten la parada cardíaca en el 70-90 por 100 de los casos y que pueden ser usados por personal no sanitario. Son los desfibriladores semi-automáticos.
De momento se están instalando las compañías con mayor sensibilización por este tema: grandes, medianas y pequeñas empresas que son conscientes de lo necesario que son estos equipos y de lo fundamental que es no perder tiempo cuando se produce un paro cardíaco.
Por parte de la Administración se han tomado medidas, en primer lugar de recomendación de instalación de estos equipos y, en segundo lugar, de obligatoriedad aunque estas se dan sólo en algunas comunidades autónomas como Andalucía, Cataluña, País Vasco y Canarias.
A pesar de que los cardiólogos no dejan de insistir en el gran problema de salud pública que supone la parada cardíaca que supera 30 veces las muertes por accidente de tráfico y repiten una y otra vez, deben colocarse en cada esquina, pues sólo disponemos de un máximo de 5 minutos para que la persona se recupere sin secuelas.
Ahora es el turno de la empresa, pues esta tecnología supone un bajo coste. Soluciones de cardioprotección como la del desfibrilador DOC, permiten disponer de un DESA sin necesidad de invertir en el equipo; ofrece la formación en resucitación cardiopulmonar, soporte vital básico y uso del DESA necesarios para actuar con éxito en el caso de que se produzca un paro cardíaco; la garantía de que el desfibrilador está siempre en perfecto estado al disponer de telecontro;, la seguridad de disponer de una persona que nos ayudará en el momento de su uso gracias a la tele-asistencia, y la tranquilidad de saber que los servicios de emergencias podrán encontrarnos aunque nos desplacemos con el equipo al disponer de geolocalización. Para que la solución sea completa B-Safe establece un mantenimiento ‘full service’ para que la empresa no tenga que preocuparse por nada.
Además estos desfibriladores requieren poca capacitación para su manejo ya que el propio aparato indica al usuario los pasos a seguir. Es un equipo eléctrico portátil que diagnostica y trata la parada cardiorespiratoria, restableciendo un ritmo cardíaco hasta la llegada de los servicios de emergencia.
Para que una empresa esté realmente cardioprotegida, debe ir más allá de la disponibilidad de un DESA. Una vez que éste está instalado, es preciso asegurar que dispone de un mantenimiento adecuado proactivo y reactivo que garantice su buen estado de manera permanente así como asegurar la máxima rapidez de respuesta en el momento en que se produce la emergencia. Esto puede significar la diferencia entre salvar o no una vida porque en caso de paro cardíaco cada segundo cuenta.
Las empresas españolas muestran un interés creciente por incorporar la cardioprotección a sus entornos de trabajo y el incremento espacios laborales preparados para actuar con éxito y salvar una vida en caso de paro cardíaco, no deja de aumentar. Sin embargo, aún estamos a gran distancia de alcanzar los niveles europeos en esta materia. Países de nuestro entorno, como Francia, disponen de un volumen de desfibriladores que supera en ocho veces el español, un volumen que se incrementa en lugares como Estados Unidos o Japón.
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