A diario recibimos decenas de currículos.
También decenas de llamadas de individuos interesados por ser las personas seleccionadas en alguno de los procesos que estamos gestionando.
Hasta aquí todo normal. Pero lo que nos llama la atención es el incremento de aquellas personas que no aceptan un “no” por respuesta. En cierta medida se podría valorar como algo positivo, y lo es, pero cuando esa reacción es la respuesta a un proceso de selección en la que se ha descartado a un individuo, la cosa cambia.
El hecho de que un candidato (o candidata) no acepte esa negativa, es positivo si eso le da fuerzas y energía para seguir adelante con más ímpetu, y luchar más la próxima alternativa. Pero se convierte en negativo cuando la persona se empieza a auto-convencer de que el mundo le ha dado la espalda, que ya es mayor, que no tiene experiencia suficiente, que ya no le quieren, que hay algo mal en su CV, que no ven en él lo que de verdad puede aportar, etc. Es ahí donde empiezan a mezclarse los términos de discriminación y competencia.
Cada semana entrevisto a una persona que se siente discriminada por el mercado de alguna forma. En cierto sentido es correcto, pero si analizamos el “por qué” de los motivos, vemos que en la gran mayoría de ocasiones, no es discriminación, sino una competencia bestial que está ahí fuera, optando a las mismas posiciones que les interesan a ellos…
Esa competencia hace que el comprador (sea un consumidor de chocolatinas o un directivo de recursos humanos) tenga mucho donde elegir, y como cuando haces la compra, detallas exactamente lo que quieres; no quieres simplemente una tableta de chocolate, sino una tableta de chocolate negro, 43% cacao, con trazas de naranja, trozos de almendra, e idealmente que sea de la marca Suiza más prestigiosa. ¿Por qué se hace así? Por la cantidad de variedad que existe en el mercado, sino, uno se limitaría a pedir una tableta de chocolate sin más.
Cuando hablamos de las personas, que no somos tabletas de chocolate, pasa algo similar. Las empresas, tienen tanta variedad de perfiles en el mercado, con títulos, certificaciones, experiencias, idiomas, aptitudes y actitudes diferentes, que tienen que hacer su lista ideal de lo que creen que se ajustará mejor a lo que necesitan. En el mismo momento que se confecciona la descripción de la posición, se puede decir que se está discriminando a toda persona que no cumpla exactamente con los requisitos demandados. Pero también, la lectura puede ser que hay un concurso público, y que para participar se requieren ciertos requisitos. Y de esta forma, el número de competidores se limita.
A igualdad de condiciones, también se determinarán aspectos culturales, encaje con el equipo, y otras causas que permitan focalizar mejor y tener mayor éxito en la elección del candidato ideal.
Desde el punto de vista de un candidato, puede tener la sensación de que se le está discriminando, cuando en realidad, está simplemente en la carrera tan cruel como real de la competencia entre personas.
Hemos visto como de dos candidatos que prácticamente calcaban su CV, se elegía a uno y descartaba a otro por edad, sexo, nacionalidad, condición social y/o cultural. Esto seguirá pasando. Guste o no. Hemos visto como se han descartado candidatos por ser demasiado jóvenes y no encajar en un comité de dirección mucho mayor, y como a una persona de mediana edad era desestimada por no encajar en un ámbito donde la edad media es de 29 años.
En ambos casos se puede hablar de discriminación, pero si no hubiera competencia real, es decir, otra persona igualmente capacitada para realizar esas funciones y asumir esas responsabilidades que además encaje con ese aspecto diferenciador como puede ser la edad, no habría discriminación alguna, porque se contrataría a esa persona, tuviera la edad que tuviera, viniera de donde viniera.
La discriminación por edad es más delicada cuando se discrimina a las personas de mediana edad en adelante, porque suelen tener cargas familiares y sus situaciones pueden ser más delicadas que las de los jóvenes, pero la realidad es que si existe discriminación, existe tanto en menores de 35 años, como en mayores de 45 años.
La actitud es lo que va a marcar que elijan a una persona u otra en muchos casos. Sé positivo. No eches la culpa a los demás. Asume tu condición y lucha, emprende y participa!
Victor Carulla
Managing Partner
Headway Executive Search
www.headway.es
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