23 de noviembre de 2024
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La necesidad de realizar reconocimientos médicos previos a la práctica del deporte

Recientemente hemos visto cómo varios aficionados al deporte han fallecido en maratones y carreras populares al sufrir alguna enfermedad cardiaca de la que no tenían conocimiento.

Hemos consultado al Dr. José Joaquín Freire, especialista en Medicina de la Educación Física y el Deporte de Medycsa, y nos ha trasladado sus recomendaciones sobre cómo debemos afrontar la práctica deportiva y qué precauciones tenemos que tomar para hacer deporte de forma segura. 

Beneficios de practicar deporte 

Los beneficios que la actividad física regular comporta están bien determinados:

1. Mejora de la función cardiorrespiratoria.

2. Reducción de los factores de riesgo de enfermedad coronaria.

3. Disminución de la mortalidad y morbilidad.

4. Disminución de la ansiedad y depresión.

5. Aumento de la sensación de bienestar.

6. Aumento del rendimiento en el trabajo y de las actividades deportivas y recreativas. 

Aunque la actividad física regular aumenta el riesgo de sufrir lesiones en el aparato locomotor y eventos cardiovasculares incluso de carácter mortal, como paros cardiacos, la incidencia es sin embargo baja. No obstante, estos riesgos se pueden evitar o disminuir en la medida de lo posible con la realización de una valoración funcional previa a la práctica deportiva. 

Qué debemos tener en cuenta 

Antes de comenzar la práctica regular de ejercicio físico es preciso conocer la capacidad funcional de cada persona, con objeto de poder diseñar correctamente la actividad adecuada, libre de riesgos, y aprovechando al máximo los beneficios de esta. 

El primer objetivo debe centrarse en:

– Identificar y excluir a sujetos con contraindicaciones médicas, que deberán someterse a una evaluación especializada de su patología.

– Valorar el riesgo de la práctica de la actividad física.

– Identificar pacientes con patologías que requieran Programas Especiales de Entrenamiento. 

Algunas pautas que nos servirán como guía

 Un método muy sencillo, y aplicable para todos los sujetos entre 15 y 65 años, consiste en pasar un sencillo cuestionario como el siguiente: 

– ¿Le ha recomendado alguna vez, algún médico, que evite el ejercicio físico?

– ¿Padece alguna enfermedad cardiovascular?

– ¿Ha notado en alguna ocasión dolor en el pecho durante el ejercicio?

– ¿Ha notado dolor en el pecho, en reposo, en el último mes?

– ¿Ha sufrido pérdida de consciencia, pérdida de equilibrio o mareos?

– ¿Sufre alguna lesión ósea, articular o muscular, que empeore con el ejercicio?

– ¿Está en tratamiento por hipertensión arterial o por alguna enfermedad cardiovascular? 

Si ha contestado afirmativamente a alguna de estas preguntas, es necesario que acuda a un médico especialista en Medicina de la Educación Física y el Deporte, con objeto de que evalúe su patología, o bien le recomiende algún otro tipo de estudio complementario. 

En caso de haber contestado negativamente a todas las preguntas, y encontrarse en la banda de edad sugerida, es muy conveniente que se someta a una Valoración Funcional Médico Deportiva, con objeto de estudiar sus cualidades y características en general, de tal modo que se le pueda prescribir el Programa de Entrenamiento más adecuado. Las embarazadas deben consultar antes a su médico. 

Si ha empezado a hacer ejercicio, y se produjera algún cambio en su estado físico, que le hiciese contestar afirmativamente a alguna pregunta, consulte con su médico. 

Quiénes deben tener especial cuidado 

Se ha establecido que las personas que más riesgo tienen cuando hacen ejercicio son:

– Las enfermas que hacen ejercicio intenso.

– Las que no tienen enfermedad manifiesta pero sí factores de riesgo y hacen ejercicio intenso.

– Las que hace años que no realizan ejercicio y un día, de repente, hacen ejercicio muy intenso.

– Las que realizan ejercicio, a la intensidad que sea, pero de una duración excesiva.

– Los varones mayores de 45 años y las mujeres mayores de 55. 

Factores que determinan el riesgo cardiovascular 

Para la valoración del riesgo cardiovascular se han establecido factores positivos (peligrosos):

– Familiares con insuficiencia coronaria, fumador, hipertensión arterial, hipercolesterolemia, diabetes mellitus, obesidad y sedentarismo.

– Como factor negativo (saludable) de riesgo cardiovascular: HDL-colesterol: > 60 mg/dl. 

Los signos mayores de patología cardiopulmonar:

– Dolor o malestar en cuello, mandíbula, brazos, etc. atribuible a isquemia, dificultad para respirar en reposo, o durante ejercicio moderado, vértigo o pérdida de conciencia, dificultad para respirar o tumbarse en la cama, edema de tobillos, palpitaciones, falta de aporte sanguíneo arterial en extremidades, auscultación sospechosa, fatiga o falta de aliento durante las actividades cotidianas. 

Según el número de factores asociados se asume que entramos dentro de un bajo, medio o alto riesgo de padecer patología cardiovascular: 

– Bajo riesgo: Varones asintomáticos menores de 45 años o mujeres menores de 55 años. 1 o 0 factores de riesgo cardiovascular.

– Riesgo medio: Varones mayores de 45 años o mujeres mayores de 55 años. 2 o más factores de riesgo cardiovascular.

– Alto riesgo: Enfermedades del corazón o de los vasos, pulmón (EPOC, asma, etc.), tiroides, hígado, riñón, diabetes mellitus, o algún signo mayor de patología cardiopulmonar. 

Los sujetos de riesgo medio que vayan a realizar ejercicio moderado-intenso, como caminar con rapidez (> 5 MET) entendiendo por MET el equivalente metabólico correspondiente al consumo de oxígeno en reposo de 3.5 mL. kg -1. min -1 , y todos los de riesgo alto, independientemente del tipo de ejercicio a realizar, necesitan una valoración funcional completa con prueba de esfuerzo.

Los sujetos de bajo riesgo, o que hagan ejercicio menor a 5 MET se beneficiarían notablemente de la valoración funcional completa, reduciendo el riesgo de lesión, y optimizando el rendimiento del entrenamiento. 

El chequeo médico deportivo 

La valoración funcional comprende: Historia clínica (anamnesis y exploración física), electrocardiograma de reposo, espirometría, cineantropometría (valoración de la composición corporal y somatotipo), dinamometría, movilidad articular y prueba de esfuerzo. La prueba de esfuerzo permite estudiar de forma simultánea los sistemas respiratorio y cardiovascular y en condiciones de estrés físico, permitiendo la evaluación de su capacidad funcional. 

Existen una serie de patologías que contraindican de forma relativa o absoluta la realización de pruebas de esfuerzo:

– Contraindicaciones absolutas: Infarto agudo de miocardio, o cambios recientes en el electrocardiograma de reposo, angina inestable activa, arritmias cardiacas graves, pericarditis aguda, endocarditis, estenosis aórtica severa, disfunción severa del ventrículo izquierdo, embolia o infarto pulmonar agudo, enfermedades no cardiacas agudas o graves y discapacidades físicas importantes.

– Contraindicaciones relativas: Enfermedades no cardiacas menos graves, hipertensión arterial o pulmonar significativa, taquiarritmias o bradiarritmias, enfermedad miocárdica o valvular moderada, alteraciones del balance hidroelectrolítico o efectos de fármacos, obstrucción de la arteria coronaria principal izquierda o su equivalente, miocardiopatía hipertrófica y enfermedad psiquiátrica. 

A modo de conclusión, podemos decir que antes de comenzar a realizar ejercicio siempre es recomendable realizarse un chequeo médico completo para saber en el estado en el que se encuentra nuestro cuerpo y organismo, además de determinar cuáles son sus capacidades y graduación de los ejercicios a la que nos podemos exponer. De este modo podremos disfrutar de la actividad física de forma segura y beneficiarnos de todas las ventajas que nos aporta. 

Bibliografía: 

– Actividad Física y Salud para Ejecutivos y Profesionales. Luis Miguel López Mojares y col. Ed. CieDossat 2000. 2002.

– Manual ACSM para la Valoración y Prescripción del Ejercicio. Ed. Paidotribo. 2007.

– El Reconocimiento Médico Deportivo. Aspectos Fundamentales. Vicente Ferrer López.

 

 

 

 

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