Aunque es una imagen recurrente y hasta un poco antigua la comparación, lo cierto es que me siguen viniendo a la cabeza las imágenes de esos empresarios, gerentes y/o responsables voluntariosos convertidos en hombres-orquesta, tocando varios instrumentos a la vez sin perder el compás, bueno, o perdiéndolo, pero supliendo sus fallos, con una alta dosis de entusiasmo y empeño. Estoy convencido, que trasladando esa imagen al ámbito empresarial no es que estos profesionales deseen hacer todo ellos mismos, es sencillamente, que no saben delegar.
Esa incapacidad para confiar tareas estratégicas en otros puede estar relacionada en muchas ocasiones, con el desconocimiento real y efectivo de esos otros. Desconocimiento que se traduce, claro, en desconfianza. El remedio, parece claro. Cuánta más información tengas sobre tu equipo, sus habilidades, sus capacidades, su formación, su grado de implicación, etc., más sencillo será determinar con garantías quién debe hacer qué.
Para dar respuesta a esa necesidad de información, y no sólo hablo de los datos en sí, sino de la analítica que implica la estructuración de los mismos, es necesario disponer de soluciones tecnológicas que faciliten la tarea de conocer, reconocer y recompensar a las personas. No nos olvidemos que las pequeñas y medianas empresas, tienen necesidades de gestión muy similares a las que presentan las grandes corporaciones. Pero con el añadido adicional de que en estos casos además, se precisan aplicativos que sean intuitivos y fáciles de usar, para evitar que les robe tiempo y energías que deberán estar puestas en hacer latir con fuerza el corazón del negocio. Pelearse con hojas de cálculo intratables para establecer, por ejemplo, una gestión del desempeño con proyección de futuro para un determinado grupo de empleados, sencillamente, no tiene sentido.
Pero las variables precio y puesta en producción también tienen un papel estratégico. En este sentido, ha ayudado, y mucho, el desarrollo en Internet del concepto de la nube. Aplicaciones que residen fuera del ordenador e, incluso, del propio servidor, a las que se accede mediante un simple navegador, siendo su empleo, totalmente transparente para el usuario. Trabajando estos conceptos relacionados con el cloud computing y con el software as a service (SaaS), los desarrolladores de soluciones de gestión más conocidos, han apostado por llevar sus clásicas suites colaborativas a ese espacio multiuso de libre acceso que es la web.
Pero hay otros actores que entran en la escena de la gestión del talento con la lección bien aprendida. Conscientes del cambio que experimenta la sociedad en cuanto al proceso de transformación digital iniciado hace apenas unos años y que hoy ya es imparable, han optado por desarrollar soluciones 100% digitales, basadas en la tecnología cloud, flexibles y, muy importante, a precios, podríamos decir, populares.
Es decir que frente a lo que sería una especie de downsizing para adecuar unas soluciones destinadas, en principio, a la gran cuenta, a los requerimientos de empresas de menor tamaño que conforman el long-tail de Internet, los desarrolladores más punteros, han optado por dar un paso más y en base a economías de agregación que permiten rentabilizar las inversiones, presentar soluciones concebidas para subirse a la nube desde el principio.
Otra idea interesante que subyace en esta filosofía de la nube, y que la tecnología es capaz de proveer, es que la responsabilidad de la gestión de los RRHH es cada vez más, un poco tarea de todo el equipo. A cambio se logra hacer más comprometidas a las personas que conforman la empresa, obviamente no implicadas en la toma de decisiones estratégicas, pero sí en pequeñas gestiones cotidianas como la actualización de sus datos bancarios, la petición de días de vacaciones o asuntos propios, o la de validar los trámites de baja laboral.
Está demostrado que con poner en manos de los empleados estos simples y pequeños detalles el grado de satisfacción y compromiso en las plantillas es más elevado, creándose un mejor clima laboral. Es hora de compartir la partitura y dejar a otros que participen en la banda, porque no necesitan saber de solfeo para compartir una buena melodía. En definitiva, se trata de hacer la gestión de los recursos humanos algo sencillo con instrumentos accesibles y en la línea de vanguardia.
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